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Así va Colombia y Latinoamérica en transformación digital

La transformación digital se convirtió en tema clave para las empresas ya que con la llegada del coronavirus se volvió en pieza importante para su superviviencia.

Oskar Sarquis, CEO de Suplos, plataforma colombiana para la gestión de abastecimiento, hace una radiografía de la digitalización de las compañías y las áreas de compras del país y la región, después de la pandemia. Vea más en Empresas.

Con la llegada del coronavirus, la transformación digital se convirtió en un tema clave para las empresas, ya que parte de su supervivencia depende en gran medida del uso de tecnologías y herramientas digitales para su operación en medio de la coyuntura.

De hecho, un estudio realizado por la firma IDC revela que en América Latina el 58 % de las pymes ya están invirtiendo en tecnología para aumentar la productividad en sus procesos. Además, para el caso de Colombia, según datos de la ANDI, después del inicio de la pandemia, el 60 % de las empresas cuenta con una estrategia de transformación digital, mientras que, en el 2016, ese porcentaje se ubicaba en un 25 %.

Para Oskar Sarquis, CEO de Suplos, empresa especializada en este tema y creadora de una plataforma para la gestión de abastecimiento, en Colombia, si bien las compañías han avanzado en el desarrollo del comercio electrónico, la automatización de procesos y adopción de plataformas en la nube, aún les falta camino por recorrer en materia de implementación de tecnologías de inteligencia artificial, analytics, big data, así como soluciones que ayuden a reducir la corrupción en los escenarios corporativos.

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“El país tiene uno de los mayores usos de internet por día de la región (cerca de 10 horas diarias) per cápita. Sin embargo, requiere fortalecer las habilidades digitales de los equipos de trabajo, en especial, en las industrias donde la digitalización está más rezagada”, añade Sarquis.

Y es que de acuerdo con un análisis de Suplos, en términos de transformación digital, la industria petrolera, retail, logística, de consumo masivo y banca son las más avanzadas; mientras que en los últimos lugares se ubica el sector público y manufacturero, debido a la baja implementación de tecnologías dentro de las organizaciones.

¿Y las áreas de compras?

Sin duda, la Cadena de Suministro  fue una de las más afectadas por la pandemia, por lo que hacerla más eficiente y dinámica se convirtió en un asunto de urgencia de las compañías, que tuvieron que transformar su operación para lograr dicho objetivo.

Para tal fin, las empresas en Latinoamérica han adelantado un proceso rápido de implementación de tecnologías que van desde soluciones para la gestión de proveedores, creación de licitaciones online, hasta sistemas de facturación digital.

De acuerdo con un estudio de la Agenda Digital para América Latina y el Caribe (eLaC), el 66 % de las empresas en Brasil usan herramientas digitales para el aprovisionamiento de su cadena de suministro; en Argentina, el 45 %; en Uruguay, el 38 %; mientras que en Colombia la cifra llega al 37 %.

“Colombia tiene oportunidades de mejora frente a este aspecto. Las empresas grandes en el país están acostumbradas a contratar softwares internacionales que están sobredimensionados frente a las necesidades, con un costo que puede ser de más del doble. Mientras que soluciones locales de calidad mundial permiten generar competitividad y adaptarse a las particularidades y necesidades latinoamericanas que distan bastante de herramientas desarrolladas en EE.UU. o Europa”, explica Sarquis.

A su vez, el CEO de Suplos agrega que estas tecnologías locales brindan la posibilidad de estandarizar los procesos de abastecimiento, desarrollar mejores relaciones con proveedores, prevenir inconvenientes y riesgos de gestión, y disminuir errores manuales.

“El procesamiento manual amplifica los riesgos de la cadena de abastecimiento. Los documentos en físico tienden a perderse cuando son transferidos de persona a persona para su aprobación. Los riesgos incluyen: Documentación errada, pérdida de datos, aprobaciones retrasadas y menor eficiencia en las contrataciones”, concluye.

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