El Instituto de Finanzas Internacionales (IIF) publicó un nuevo informe en el que explica que, si bien la actividad y el crecimiento económica en China se desaceleraron significativamente a mediados de 2018, se ha mantenido estable desde entonces a pesar de las condiciones negativas derivadas de la incertidumbre comercial que se vive con EE. UU.
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El IIF indica que a pesar de los temores recurrentes de que el crecimiento de China está fallando, su rastreador de actividad sugiere que si bien los indicadores relacionados con el comercio se desaceleraron y los volúmenes de exportación a EE. UU. se redujeron drásticamente, la reactivación del gasto en infraestructura compensó los obstáculos comerciales.
“Creemos que Beijing se enfrentó a una desaceleración del comercio con un estímulo político moderadamente deliberado para estabilizar el crecimiento, pero existe un margen para un paquete de apoyo más amplio en escenarios donde las tensiones comerciales aumentan significativamente. A pesar de las condiciones externas desfavorables, las perspectivas de crecimiento de China siguen siendo bastante benignas” enfatizó.
Sin embargo, las perspectivas de crecimiento dependerán, por supuesto, de la evolución de las tensiones comerciales. Las estimaciones sugieren que el impacto en el crecimiento de las tarifas arancelarias impuestas hasta el momento debe ser manejable.
El informe concluye que en una economía como la de China que sigue siendo muy intensiva en crédito, las condiciones monetarias sustancialmente más fáciles podrían impulsar el crecimiento.
Del mismo modo, el estímulo político del Gobierno reactivó la inversión en infraestructura, neutralizando la caída comercial. El crecimiento podría sufrir más de lo esperado si aumentaran las tensiones comerciales, pero también habría espacio para un mayor apoyo político.
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