El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, dijo que espera que sea la última semana con medidas de restricción en vigor para quedarse en casa para frenar la propagación del coronavirus, ya que su deseo es poner fin a una política que, en su opinión, es errónea y “asesina de empleos” en el país.
Bolsonaro es uno de los pocos líderes mundiales que ha criticado de forma abierta las medidas para combatir el coronavirus. Asimismo, ha dicho varias veces que los riesgos económicos de cerrar la economía brasileña superan a los peligros de una enfermedad a la que denominó “pequeño resfrío”.
Pese a las protestas de Bolsonaro, muchos de los gobernadores han cerrado más o menos sus estados, provocando una agria respuesta del presidente. Bolsonaro se ha enfrentado también a sus autoridades sanitarias, cesando a su popular ministro de Salud la semana pasada, tras chocar sobre las medidas de distanciamiento social.
El brote de coronavirus en Brasil parece ir unas semanas por detrás del de Europa y Estados Unidos, lo que hace improbable que los gobernadores levanten esta semana las medidas de quedarse en casa, como quiere el mandatario.
En una entrevista con Reuters la semana pasada, el secretario de Salud de Río de Janeiro, Edmar Santos, dijo que el pico del brote les afectará notablemente en mayo, un momento que podría ser “muy muy complicado”.
Santos, que fue diagnosticado con Covid-19, dijo que la curva en Río no se está aplanando aún pese a las medidas impuestas por el gobernador Wilson Witzel, que está también aquejado de la enfermedad.
“A comienzos de mayo se encenderá la luz roja para el sistema de salud”, indicó.
Brasil tiene más casos del nuevo coronavirus que cualquier otro país de Latinoamérica. Los casos confirmados subieron a 40.814, con 2.588 muertes.
(Con información de Reuters)
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