Covid-19 puso el concepto de reforma tributaria en la agenda de América

Gobiernos exploran reforma tributaria ante déficit fiscal, aumento de gastos por la Covid-19 y propuestas de mantener programas sociales.

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Colombia no es el único país que debate la pertinencia de una reforma tributaria en medio de la emergencia sanitaria por la Covid-19.  En el mundo, la pandemia empujó a un mayor gasto de los estados en 2020, por la debacle en la economía y la implementación de programas sociales.

“La crisis del coronavirus creó una tormenta fiscal sin precedentes, exigiendo incrementos en el gasto (en programas sociales, paquetes de estímulo y otros) al tiempo que se contraía el recaudo por los cierres y otros impactos económicos”, detalla David Castrillón, investigador de la Universidad Externado.

Cambios tributarios en la región

Por ese antecedente, ahora los gobiernos exploran cómo aumentar el recaudo. En Chile el ministro de Hacienda, Juan José Ossa, afirmó esta semana que “para financiar la pandemia se requiere recaudar más y mejor y eso supone pensar algunos impuestos específicos”.

Si bien no hay un plan claro en el legislativo, esa cartera ya habla de revisar las exenciones tributarias, impuestos a corto plazo y efectuar análisis técnicos de cambios macroeconómicos a largo plazo.

En Estados Unidos el presidente, Joe Biden, envió al Congreso el American Jobs Plan, la propuesta de reactivación económica que incluye cambios en materia de impuestos, incrementando el tributo a las grandes corporaciones del 21 % al 28 % e implementando nuevos gravámenes para las empresas que operan en el país, pero declaran por fuera del territorio nacional.

En Ecuador y Perú, dos países que viven un cambio de Gobierno en este primer semestre, la posibilidad de una reforma tributaria también está en la agenda. En Ecuador el presidente electo Guillermo Lasso ya anunció que prepara un paquete de proyectos de reformas, entre los que está una en materia de impuestos.

La propuesta de Lasso, un economista que estuvo conectado con la administración de Lenín Moreno, incluye eliminar el impuesto del 2 % a los microempresarios, bajar el 5 % del impuesto a la salida de divisas y la posibilidad de reducir el IVA. Esta podría llegar a los folios del nuevo Congreso en las próximas semanas.

Perú elige al próximo mandatario el seis de junio, en una disputa entre el izquierdista Pedro Castillo y la derechista Keiko Fujimori. Los analistas de ese país ya prevén la necesidad de que el nuevo Gobierno plantee cambios en materia de recaudación.

“Resulta ineludible una reforma tributaria que incremente los ingresos permanentes del país pero que, a la vez, no perjudique la reactivación de la actividad productiva”, escribió Luis Miguel Castilla, director de Videnza Consultores, en el diario Gestión

Pedro Castillo puntea en las encuestas y el candidato ha esbozado cambios económicos que irían más allá de los tributos: revisar los contratos de las empresas trasnacionales, una segunda reforma agraria, dejar de importar los productos que Perú produce y plantear un modelo económico más socialista. “La riqueza tiene que ser para los peruanos”, declaró durante el debate presidencial del primero de mayo.

Mayores subsidios, mayores gastos

Es así como América habla del concepto de reforma tributaria. Castrillón destaca que con el cambio de año se hizo más evidente la necesidad de hacer ajustes. “Las condiciones que prevalecían al inicio del 2020 no son las mismas de las de ahora. Se necesita mantener un gasto elevado al tiempo que se den los ingresos para sostenerlo. Inevitablemente, eso significa repensar la estructura tributaria pasada y encajarla a la situación actual”, dice el experto de la Universidad Externado.

En Colombia el debate sigue presente aún cuando este Gobierno retiró la propuesta del Congreso. El recién designado ministro de Hacienda, José Manuel Restrepo, planteó recaudar $14 billones con una nueva iniciativa de reforma que traza la meta de “resolver las necesidades fiscales”.

Datos del Fondo Monetario Internacional señalan que en 2020 la deuda pública fue equivalente al 97 % del PIB mundial y hubo un déficit fiscal del 9,8 %, en promedio, en los países emergentes. Incluso, Estados Unidos, una de las economías motor del mundo, tiene un déficit del 15,2 %.

Entonces, en las agendas de los gobiernos comienzan a plantearse cambios en el sistema de impuestos para resolver ese vacío en las cuentas de los estados. Las discusiones van más allá de las ideologías políticas: son cambios necesarios que enfatizan las calificadoras de riesgo, el FMI, analistas, entre otros.

“El choque de la pandemia fue tan grave que reconfiguró la necesidad de estados más activos en la economía. Estos necesitan recomponer sus ingresos porque la estructura actual no da”, resalta Juan Nicolás Garzón, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de la Sabana.

Especialmente, en un contexto en el que presidentes como Iván Duque (Colombia), Sebastián Piñera (Chile) y otros hablan de mantener los programas sociales que se crearon por motivo de la Covid-19. Pero preservar las ayudas requiere más financiación, la pregunta es: ¿de dónde saldrá?

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