El ministro de Hacienda de Chile, Felipe Larraín, anunció un nuevo conjunto de medidas de estímulo destinadas a apoyar el crecimiento económico a través de una inversión pública más fuerte que agrega unos US$600 millones a lo que ahora es un paquete de US$3.000 millones.
El más reciente conjunto de medidas agrega unos US$218 millones en fondos para programas de vivienda, otros US$150 millones para el Ministerio de Obras Públicas para financiar nuevas inversiones en renovaciones de carreteras y suministro de agua, unos US$114 millones para que los gobiernos regionales inviertan en infraestructura, más unos US$100 millones para los ministerios de agricultura y salud para invertir en equipos.
Estos desembolsos complementan los US$2.400 millones que el Ministerio ya había prometido en junio para ayudar a impulsar la inversión en infraestructura.
El paquete de gastos se implementará en 2019-2020, y se espera que la mayor parte del impacto ocurra el próximo año.
Larraín dijo que se respetará el objetivo de déficit estructural, por lo que el estímulo se financiará mediante una reconfiguración del gasto presupuestado a favor de la inversión.
Sin embargo, recordamos que una economía decepcionante que crece por debajo del potencial le da a ministro espacio para publicar un déficit fiscal efectivo más alto sin violar el objetivo de déficit estructural, lo que significa que la administración debería ser capaz de acomodar el estímulo sin tener que pasar recortes de gastos en otros lugares por US$3.000 millones.
Según Larraín, el plan de estímulo agregará un punto porcentual al crecimiento del PIB en 2019-2020.
Pero la estimación parece demasiado optimista teniendo en cuenta que el monto de US$3.000 millones representa el 1.0% del PIB.
En general, el Gobierno agrega más detalles a un modesto plan de estímulo que aparentemente se financiará mediante una reorganización de los recursos presupuestados más que a través de un gasto adicional.
Tampoco está claro que los planes de gasto de US$3.000 millones estén enteramente destinados a nuevas obligaciones o si parte de eso cubre un seguimiento rápido moderado de desembolsos que ya se contabilizaron.
En cualquier caso, es poco probable que el objetivo final de fomentar la confianza de los inversores privados al hacer que el gobierno lidere la tarea de aumentar los desembolsos para impulsar la economía tenga un impacto significativo.
La confianza empresarial está deprimida debido al futuro incierto de las reformas pro-empresariales del Gobierno y la perspectiva turbia para el crecimiento y el comercio mundial.
(Reporte especial de CEEMarketWatch para Valora Analitik)
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