El Instituto de Finanzas Internacionales (IIF) publicó algunas de sus proyecciones para 2020 y señaló que el panorama podría ser aún complicado, especialmente para la economía y monedas de países emergentes.
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Robin Brooks, director y economista jefe del IIF, explicó en su visión global que «los mercados emergentes han tenido dos años muy difíciles (2018 y 2019), con el dólar en una fortaleza récord frente a muchas monedas emergentes. La pregunta que muchos se están haciendo a medida que avanzamos hacia el 2020 es si ahora es el momento para que esta tendencia se revierta”.
No obstante, agregó que “nuestros modelos sugieren que las monedas de emergentes están cerca del valor razonable, pero aún no están muy infravaloradas, por lo que la historia para 2020 bien podría ser bastante turbia. Los temas principales también girarán en torno a la inestabilidad política y la desigualdad, dadas las recientes demostraciones en muchos países, y cómo los modelos de crecimiento deben cambiar para que esto sea más sostenible, menos volátil e inclusivo”.
Martín Castellano, head of Latam Research del IIF, explicó por su parte que «un desafío clave para América Latina en 2020 será cómo fortalecer el crecimiento, al tiempo que se mantiene la estabilidad financiera y política”.
En el panorama por países en la región el IIF destacó que, en Brasil, el listón para las sorpresas al alza es bajo en medio de una gran cantidad de capacidad disponible, una moneda infravalorada y un ligero posicionamiento de los inversores extranjeros, sin un importante desequilibrio externo y mejores perspectivas fiscales con la reforma pensional. Sin embargo, un contexto político regional y nacional difícil podría dificultar que el Gobierno avance en su agenda de más reformas.
En México, el potencial está limitado por la incertidumbre política en el contexto de un presupuesto vinculante restrictivo y moderación de la flexibilización de la política monetaria.
En Argentina, la nueva administración enfrenta múltiples desafíos, incluida una liquidez externa relativamente baja y la necesidad de reestructurar su deuda, en un contexto de crecimiento negativo y alta inflación.
Por último, en Chile, indicó que varios factores podrían favorecer un rápido cambio, lo que incluye políticas más proactivas, una economía flexible y un amplio espacio fiscal. Un aspecto clave a tener en cuenta es una erosión potencial de las instituciones fiscales y monetarias que podrían pesar sobre el crecimiento.
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