En el ámbito empresarial, la atención en el mundo se ha centrado recientemente en las prácticas económicas, ambientales y sociales que emprenden compañías referentes y que persiguen el propósito de brindar un valor agregado a la sociedad, más aún en una coyuntura como la que atravesamos, que está poniendo a prueba la capacidad de las empresas de contribuir a la mitigación de los efectos derivados de la pandemia. Este tipo de acciones cada vez son más tenidas en cuenta en la evaluación y proyecciones de los mercados de valores a nivel global, lo que implica nuevos retos para la atractividad de las compañías y desafíos en su relacionamiento con los actores de interés, las comunidades y el acceso público a esta información de valor.
En Colombia cada vez más organizaciones incursionan en este campo y empiezan a evaluar con criterios estandarizados el impacto y valor agregado que aportan año tras año a las sociedades donde intervienen. Esta forma de operar va mucho más allá de implementar iniciativas de aporte social y le abre paso a una visión integral de la sostenibilidad, atendiendo, además, las preocupaciones de los sectores que históricamente han demandado más esfuerzos desde el sector privado para aportar al bienestar social.
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En este sentido, se ha destacado la actuación de Grupo Argos y sus negocios, quienes se han propuesto establecer cuánto es el valor neto que entregan a su entorno, midiendo sus impactos positivos y negativos a través de una herramienta que han denominado Estado de Valor Agregado a la Sociedad, VAS.
“El VAS es una herramienta especialmente valiosa para Grupo Argos, incluso más en un momento coyuntural como el que vivimos, en donde el rol del sector privado es un motor fundamental de desarrollo, al ser la principal fuente de empleo e inversión, un terreno fértil para la innovación y un agente generador de bienestar. Bajo esta convicción, trabajamos con el propósito de transformar positivamente las vidas de millones de personas a través de inversiones en infraestructura, buscando entregar más de lo que tomamos de nuestro entorno”, afirma Jorge Mario Velásquez, presidente de Grupo Argos.
El VAS considera externalidades económicas, sociales y ambientales, materializando la generación de valor a través de los resultados financieros, la dinamización de la economía, la protección del planeta y la contribución al desarrollo humano. La herramienta le permite a Grupo Argos tener un panorama integral sobre cómo retiene, agrega o reduce valor a la sociedad, y a su vez, e brinda información estratégica para tomar decisiones más responsables y mejor informadas, gestionar riesgos con mayor certeza y ser transparentes con sus grupos de interés.
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Bajo este modelo, Grupo Argos entregó en 2019 a la sociedad 2,4 veces el valor que retuvo en el mismo periodo, lo que representó un valor neto a la sociedad estimado en US$220 millones, que significan un 33% superior al VAS otorgado en 2018, con destacadas mejoras en el rubro económico como productividad y competitividad.
Para Martín Jiménez, experto en mercados de capitales y finanzas de la Universidad Externado de Colombia, es de reconocer acciones de este tipo por parte de otras grandes organizaciones entre las que resaltan compañías con importantes focos de aportes a la sociedad como EPM, Postobón, Bancolombia, Grupo Sura, Grupo Nutresa, GEB o Ecopetrol, entre otras, pues si bien cada vez hay más interés, son pocas las compañías que consolidan modelos verdaderamente estructurados.
“Hay que tomar como referentes a mercados nórdicos y asiáticos, por ejemplo, compañías en Hong Kong, Suecia o Japón, donde se exige a las sociedades y organizaciones que cotizan en sus bolsas de valores, que publiquen información estadística sobre sus indicadores medioambientales y sociales desde hace unos dos años. Lo mismo se empezó a implementar hace poco en Singapur. En Latinoamérica somos aun incipientes en la materia, pero hay avances para destacar”, explicó Jiménez.
En tanto, Esteban Botero, vicepresidente de Asset Management de Bancolombia, explicó que los criterios relacionados con sostenibilidad son cada vez más tenidos en cuenta por los inversionistas, conscientes del impacto que sus recursos tienen en el medio ambiente y por eso son más exigentes los procesos de evaluación de riesgos e impactos por parte de organizaciones.
Así, bajo este panorama, el año 2020 también se vuelve un reto para grandes empresas en Colombia que buscarán seguir aportando valor agregado a la sociedad en un año retador para la economía global, debido a la coyuntura que se vive por el Covid-19 y que ha dejado ver una importante solidaridad y esfuerzos desde el ámbito empresarial por aportar a las comunidades cuidando la vida, protegiendo el empleo en diferentes sectores productivos y cuidando el ambiente como parte esencial para el bienestar colectivo.
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