En su primera intervención como directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, advirtió su preocupación sobre la actual dinámica económica y la proyección a 2020 en temas como la política monetaria y fiscal.
La directiva explicó que los bancos centrales de todo el mundo están bregando por cumplir su mandato en circunstancias difíciles por lo que su independencia es la base de una buena política monetaria.
Sin embargo, comentó que “las tasas de interés ya son muy bajas, o incluso negativas, en muchas economías avanzadas. Por tanto, en esas economías podría haber poco margen para intensificar el uso de las herramientas convencionales”.
Georgieva además señaló que la persistencia de bajas tasas de interés también tiene efectos colaterales negativos y consecuencias no buscadas.
“Pensemos en los fondos de pensiones y las compañías de seguros de vida que están realizando inversiones más riesgosas para alcanzar el rendimiento que se han fijado como objetivo. En nuestra labor de supervisión, vemos que en todo el mundo los inversionistas están tomando mayores riesgos”, añadió.
Además, en algunos países, las empresas están aprovechando las bajas tasas para acumular deuda y financiar fusiones y adquisiciones, en lugar de invertir, lo que también provoca vulnerabilidades financieras.
Las proyecciones del FMI muestran que, en caso de producirse una desaceleración importante, la deuda empresarial en riesgo de incumplimiento se elevaría a US$ 19 billones, casi el 40% de la deuda total de las ocho principales economías. Estas cifras superan los niveles vistos durante la crisis financiera.
Georgieva también se refirió a la situación de las economías en desarrollo y expresó que las bajas tasas de interés también están incitando a los inversionistas a buscar mayores rentabilidades en los mercados emergentes.
“Esto deja a muchas economías más pequeñas expuestas a una repentina reversión de los flujos de capitales. Por tanto, necesitamos herramientas macroprudenciales. Además, podemos utilizar nuevos métodos para gestionar mejor la deuda, reducir los ciclos de expansión y contracción financiera y contener la volatilidad. Pero hay algo que debemos dejar muy claro. Las políticas monetaria y financiera no pueden hacer el trabajo por sí solas. La política fiscal debe desempeñar un papel central”, concluyó.
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