Fitch: cuatro desafíos para calificación soberana de América Latina

Fitch Ratings dio a conocer un nuevo informe sobre calificaciones soberanas, las perspectivas de cara a lo que resta de 2021.

Fitch Ratings
Fitch ve desaceleración económica en América Latina y recesión en Estados Unidos. Imagen alusiva a Fitch Ratings.

Fitch Ratings dio a conocer un nuevo informe sobre calificaciones soberanas, las perspectivas de cara a lo que resta de 2021 y lo que podría pasar en 2022.

De acuerdo con Fitch, este 2021, hasta ahora ha sido de niveles históricamente bajos de acciones de calificación soberana.

Durante este año no se llevaron a cabo mejoras y solo tres rebajas durante la primera mitad de 2021, “después de un número récord de acciones de calificación negativas en 2020”.

Hay que recordar que una de esas rebajas tuvo en cuenta la calificación de Colombia desde BBB- hasta BB+ cambiando también la perspectiva de negativa a estable.

Ahora, sobre las previsiones de Fitch, se proyecta que las relaciones deuda pública y PIB aumentarán en 75 de 120 soberanos calificados en 2021 y en 61 soberanos en 2022.

Hay que recordar que el promedio de cinco años en 2019 fue de 68, y el déficit fiscal global medio fue del 6,9 % del PIB en 2020. Con esto de base, Fitch pronostica que el déficit será del 5,7 % en 2021 y del 4,0 % en 2022.

“Con un enfoque en los fundamentos y las perspectivas a largo plazo, nuestros analistas monitorean activamente y brindan puntos de vista sobre las preocupaciones globales relacionadas con la deuda soberana, incluidas las tensiones de financiamiento externo, la relajación fiscal prolongada y las preocupaciones continuas sobre la inflación y las tasas de interés como consecuencia del aumento de los niveles de deuda pública”, recordó la calificadora.

Advierte Fitch que, si bien hay visos fuertes de reactivación para las economías que analiza la agencia, se mantienen riesgos de trastoques al proceso.

La recuperación de los datos de empleabilidad, así como posibles rebrotes del Covid-19 siguen en el panorama crítico de evolución económica para la actividad productiva mundial, según la firma.

Perspectivas sobre

Ahora, haciendo foco sobre América Latina, el informe de Fitch explica que sin duda ha habido un aumento de los riesgos políticos en la región llevando a presiones sobre algunas calificaciones soberanas.

Sin embargo, recalca Fitch que “cualquier impacto en la calificación depende del margen de calificación actual, la velocidad de los cambios percibidos y el alcance del daño derivado de los riesgos de estabilidad política y social”.

Con esto de mente, Fitch ve cuatro desafíos para América Latina entre 2021 y 2022: movilizaciones sociales; desafíos de gobernanza, incluidos congresos fragmentados; erosión de los controles y contrapesos que pueden debilitar la fortaleza institucional; y elecciones que podrían cambiar la orientación de la política económica.

“Ejemplos de riesgos políticos y sociales que contribuyen a las rebajas incluyen a Colombia en julio de 2021, donde una reacción popular hizo que se retiraran las reformas fiscales propuestas, y Chile en octubre de 2020, donde creemos que las tensiones sociopolíticas dificultarán el ajuste fiscal posterior a la pandemia”, agrega Fitch.

Específicamente para el caso colombiano, Richard Francis, analista soberano para Colombia, aseguró que la reforma tributaria por el Congreso es una buena noticia, pero todavía hay que esperar pues el mayor impacto se dará a conocer el otro año.

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De otro lado, recuerda la agencia calificadora que también surgen riesgos si las autoridades soberanas carecen de la capacidad política y la voluntad para abordar los desafíos económicos y fiscales o movilizar los recursos necesarios para cumplir con sus obligaciones financieras.

Haciendo la salvedad, reitera la firma, en que los indicadores de gobernabilidad de los soberanos latinoamericanos “son generalmente débiles y están integrados en sus perfiles de calificación”.

Finalmente, Fitch aclara que solamente Brasil y Costa Rica tienen un ajuste negativo de un nivel para el riesgo político “en nuestras superposiciones cualitativas, en parte porque la fragmentación del Congreso ha obstaculizado las reformas de las finanzas públicas”.

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