Según el más reciente monitor fiscal publicado por el Fondo Monetario Internacional (FMI), los ingresos mundiales en 2020 caerán en 2,5 % del PIB global por el auge del coronavirus.
“El brote de Covid-19 y sus consecuencias financieras y económicas provocarán un aumento importante en los déficits fiscales y los índices de deuda pública en comparación con las proyecciones anteriores. A medida que la producción cae, los ingresos caerán aún más bruscamente (se proyecta que los ingresos serán 2,5 por ciento del PIB global más bajos en el escenario de referencia para 2020)”, dijo el FMI.
“El costo humano de la pandemia se ha intensificado a un ritmo alarmante, y se prevé que el impacto sobre la producción y las finanzas públicas sea masivo. Las respuestas de los gobiernos deben ser rápidas, concertadas y proporcionales a la gravedad de la crisis de salud, con herramientas fiscales que tengan un papel primordial”, agregó.
Explicó que el gasto sanitario necesario, las medidas impositivas y de gasto para apoyar a las personas y las empresas también tendrán costos fiscales directos, actualmente estimados en US$3,3 billones.
“Además, aunque los préstamos del sector público y las aportaciones de capital y las garantías y otros pasivos contingentes pueden respaldar a las empresas financieras y no financieras, también crean riesgos fiscales. Según las respuestas políticas hasta la fecha, se espera que los equilibrios fiscales en 2020 se deterioren en casi todos los países, con considerables expansiones estimadas en Estados Unidos, China y varias economías europeas y otras economías asiáticas”, dice el documento del FMI.
Según el organismo, la situación es más preocupante para los mercados emergentes y las economías en desarrollo que enfrentan múltiples conmociones que incluyen la pandemia, un empeoramiento abrupto en las condiciones de financiamiento, una demanda externa débil y (para los exportadores de productos básicos) precios más bajos.
“Incluso después de los esfuerzos de la comunidad global para aliviar tales restricciones de financiamiento, estos países deberán priorizar el gasto hacia el sector de la salud mientras se protegen los servicios públicos clave (transporte, energía, comunicaciones) y protección social”, dijo la entidad.
Finalizó afirmando que a medida que los países contengan la pandemia y el fin de los cierres, el estímulo fiscal coordinado de amplia base, dependiendo de las restricciones financieras de los países, se convertirá en una herramienta más efectiva para fomentar la recuperación.
“Salir de las medidas excepcionales introducidas durante la crisis también será apropiado. Una vez que las economías se recuperen, será necesario avanzar en asegurar la sostenibilidad de la deuda”, concluyó.
—