Después de la sorpresa que generó en el mercado financiero colombiano la decisión de la Junta Directiva del Banco de la República de retomar las subastas para la acumulación de reservas internacionales, varios analistas consultados por Valora Analitik recibieron favorablemente la medida.
Juan David Ballén, jefe de investigaciones económicas de Casa de Bolsa, dijo que la medida es muy positiva toda vez que el panorama sobre los mercados emergentes es muy retador dada la normalización de la política monetaria mundial.
Consideró que el banco central de Colombia debe tener los suficientes cartuchos para blindar y disminuir la vulnerabilidad en la economía, más teniendo en cuenta que la relación entre la tenencia de Títulos de Tesorería (TES) de los extranjeros respecto a las reservas internacionales es de 54%.
Por otra parte, dijo que la decisión también podría interpretarse como que el nivel actual del dólar es barato, teniendo en cuenta que los principales riesgos asociados a choques externos son al alza.
De su parte, Carolina Monzón, jefe de Análisis Económico del banco Itaú en Colombia señaló que: «La sorpresa de la reunión del banco emisor provino del anuncio de un programa de acumulación de reservas que podría durar hasta dos años”.
Este mecanismo, dijo, comenzó el primera de octubre con el fin de mitigar los efectos de una posible reducción de la Línea de Crédito Flexible (LCF) a 2020 que Colombia mantiene con el FMI.
Itaú estima que, con el tiempo, el mayor nivel de reservas internacionales consolidará mejores credenciales externas del país.
Adicionalmente, no evidencia que el esquema de acumulación de reservas cambie la perspectiva de la política monetaria y estima que el emisor se mantendrá en espera por ahora y comenzará un ciclo de alzas (de tasas de interés) en el 2019″.
De su parte, la comisionista de bolsa Alianza Valores, cuyas investigaciones económicas son lideradas por Felipe Campos, dijo que con la reciente tranquilidad del dólar en Colombia se espera que el anuncio de compras de dólares del emisor se vaya diluyendo y que no implique un cambio de tendencia alcista en la moneda.
Sin embargo, considera que sí servirá de piso cuando “nos acerquemos a los $2.900”.
Por ahora, dijo, los únicos riesgos al alza es un euro por debajo de US$1,15 o el petróleo perdiendo velocidad, lo cual no debería suceder hasta conocer las condiciones de las sanciones a Irán que entrarán en vigor en noviembre.
Entre tanto la comisionista de bolsa Credicorp Capital espera que este programa tenga un ligero impacto en el peso colombiano, mientras que podría moderar su volatilidad en medio de la reciente volatilidad de los mercados emergentes.
Dicho esto, señala que la reacción inicial del mercado fue negativa, ya que el peso se depreció 1.3% al día siguiente de conocida la medida, convirtiéndose en la moneda emergente de peor desempeño.
En cualquier caso, asegura que el programa anunciado no cambia su opinión sobre la tasa de cambio, por lo que mantiene el pronóstico de final de año en $2.900.
Finalmente, el banco de inversión estadounidense Morgan Stanley dijo que lo miembros de la Junta del banco central mantuvieron las tasas en 4,25% en la reunión de septiembre, un decisión ampliamente esperada.
La declaración no trajo muchos detalles y mantuvo la guía en gran parte neutral y basada en datos, sugiriendo, en su opinión, que a la Junta le gustaría mantener las opciones abiertas en medio de la divergencia externa más difícil y con una inflación de buen comportamiento, mientras que el país crece por debajo de su potencial.
En este contexto y ausente de un deterioro significativo en las condiciones externas, la entidad cree que el banco central mantendrá las tasas quietas por un período prolongado.
“Nuestra opinión es que los formuladores de políticas sólo traerán la tasa de política de regreso al nivel neutral, que las autoridades estiman en 1.5-2.0% en términos reales a medida que la brecha de producción se reduce, algo que esperamos suceda a partir de mediados de 2019 en adelante”, concluyó.