El pasado 28 de junio, la Junta Directiva del Banco de la República de Colombia decidió de forma unánime mantener las tasas de interés en 1,75 %, su mínimo histórico.
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Las minutas de esa Junta reveladas hoy indican que “es de prever que la tercera ola de contagio del Covid-19 y, en mayor medida, los bloqueos a las vías y los problemas de orden público, se reflejen en una desaceleración del crecimiento para el segundo trimestre”.
Sin embargo, allí mismo se indica que la recuperación económica observada hasta abril llevó al equipo técnico a aumentar su pronóstico de crecimiento para 2021 de 6 % a 6,5 % en el escenario central.
Pese a ello, las minutas del banco central colombiano dicen que el nivel del PIB seguiría siendo inferior al de 2019. En cuanto al mercado laboral, se observa por parte del emisor que el empleo ha desacelerado su ritmo de recuperación y las tasas de desempleo e informalidad continúan en niveles particularmente altos.
Algunas de las presiones inflacionarias ocurridas en mayo tendrán persistencia, lo que haría que la inflación anual permanezca por encima de la meta hasta el primer trimestre de 2022, indicaron las minutas.
Tal persistencia, agregan, obedece al tiempo que podría requerir restablecer los procesos productivos que fueron afectados por los bloqueos, como también a los aumentos de los precios internacionales de alimentos y a los altos costos logísticos y de transporte.
Las expectativas de inflación, que permanecen ancladas a la meta, podrían verse afectadas por esta situación, advirtieron las minutas.
Por otro lado, la Junta señaló en el documento que, a pesar del fortalecimiento de la demanda externa y de la mejora de los términos de intercambio, el pronóstico del déficit de cuenta corriente para 2021 se revisó al alza, lo cual es coherente con el mayor dinamismo de la demanda interna, que se refleja en mayores importaciones e incremento de las utilidades que las empresas con inversión extranjera en Colombia remiten al exterior.
Respecto a las condiciones financieras internacionales, se evaluó en la Junta la posibilidad de que la Reserva Federal de los Estados Unidos adelante el inicio de la normalización de la política monetaria como respuesta a la reciente sorpresa inflacionaria en ese país, y a las presiones que persisten.
De llegar a concretarse, advirtieron, las condiciones financieras internacionales se tornarían menos favorables y afectarían el apetito por riesgo para inversiones en las economías emergentes.
Bajo estas circunstancias, la Junta en las minutas dijo que “se podría ver limitada la posibilidad de mantener una política monetaria tan expansiva como la actual”.
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La Junta reiteró la necesidad de lograr el ajuste fiscal requerido en las finanzas públicas como una condición necesaria para que el sector público pueda mantener acceso a fuentes de financiamiento a costos razonables.
De no lograrse, dijo, el espacio de la política monetaria para seguir apoyando la recuperación de la actividad económica y el empleo eventualmente se vería reducido.
En las minutas se señalaron condiciones de baja inflación de la canasta básica y se alertó sobre la posibilidad de que la misma aumente en los meses venideros, por ello se llamó la atención sobre que “el reto para la política monetaria es evitar una estanflación” entendido como el fenómeno en el que un país presenta estancamiento económico con persistencia de alza de los precios y aumento del desempleo.
En la medida en que las expectativas de inflación continúan ancladas, los miembros de la Junta coincidieron en mantener inalterada la tasa de interés de política sujeto a lo que ocurra en los próximos meses, observando de cerca la evolución del frente fiscal y de las condiciones financieras externas, concluyeron las minutas.
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