Rodrygo Goes, mediapunta brasileño figura con el Real Madrid por marcar los dos primeros goles de la remontada frente al Manchester City, en la agonía de la semifinal de la Champions League, no había nacido cuando Colombia había experimentado una inflación anual tan alta como la que informó el Dane este jueves 5 de mayo: del 9,23 % a abril, valor más alto en cerca de 21 años.
A cierre de 1999, el mundo venía convulsionado por una crisis financiera que le pegó al grueso de las economías. Colombia, desde ese año, sentía el impacto, que se tradujo en un sistema bancario sustancialmente afectado y, para el año 2000, en fenómenos inflacionarios al alza complejos de manejar.
Hoy, a casi tres meses de una nueva guerra en Europa del este, que tiene como actores principales a Rusia y Ucrania, pero en el cual se han visto inmersas las grandes potencias económicas, el planeta ve una escalada de precios, de nuevo, compleja.
Luego de la reactivación más fuerte a la prevista tras la crisis de la pandemia del Covid-19, se generaron presiones de oferta y demanda. Los precios de algunos bienes, con especial énfasis en los alimentos, vieron incrementos que, para el caso de Colombia, llegaron a variar en cerca del 17 % en 2021.
En febrero, luego de la decisión de Rusia de invadir a Ucrania, las tensiones inflacionarias se complejizaron por dos hechos fundamentales: una escalada de precios de energéticos, como el petróleo, y la falta de algunos insumos vitales para la producción de alimentos.
Efectos inflacionarios de la guerra
Como ya es bien conocido, Rusia y Ucrania son principales productores de materias primas para los alimentos, pero también de algunos abonos y bienes que se utilizan en la ganadería.
El fenómeno se traduce, según lo explicó el director del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), Juan Daniel Oviedo, de la siguiente manera: primero, la variación anual de la inflación de alimentos crece a ritmos del 26,17 %. Y, segundo, los precios de los plaguicidas y abonos crecieron levemente arriba del 30 %, a abril del 2022, cuando a diciembre del año pasado lo hacían más hacia el 10 %.
Entonces, la presión de la inflación de los alimentos se está explicando, sustancialmente, porque los elementos que se usan para alimentar a una vaca, o mantener un cultivo de papa, cuestan bastante más desde hace un año.
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Y están costosos esos alimentos porque dos de los grandes productores (Ucrania y Rusia) están enfrascados en una guerra que, a ojos de varios a analistas, parece no tener una salida negociada en el corto plazo.
El impacto
Es así como se ve que, en la variación de la inflación anual (9,23 %), los precios de los alimentos están explicando 4,26 puntos porcentuales del total, bastante lejos del segundo grupo de elementos que pesa en la variación: los servicios básicos, que crecen al 11,76 % y aportan 1,56 puntos porcentuales.
Si bien se llegó a pensar que las fuertes lluvias de abril iban a presionar aún más la inflación de los alimentos, el ministro de Hacienda de Colombia, José Manuel Restrepo, aseguró que ese fenómeno no estaba siendo determinante en el comportamiento de precios de abril. De hecho, mencionó que el clima era propicio para la producción de algunos alimentos.
Lo anterior refuerza la tesis de que la inflación que vive Colombia, y el mundo, se explica por la crisis geopolítica y también por lo que han sido los cierres en Shanghai, a cuenta de los nuevos brotes de Covid-19.
Basta ver, bajo esto último, que el concentrado que se utiliza para la alimentación de ganado en Colombia creció 21 % a abril del 2022: antes de la pandemia ese crecimiento estaba cercano al 11 %.
¿Qué hacer para bajar la inflación?
La solución más oportuna es que se termine la guerra entre Rusia y Ucrania, aunque el efecto no sería inmediato pues esas industrias deberían volver a ponerse en marcha.
En el entretanto, como ya lo ha advertido el Gobierno de Colombia, el país busca nuevos socios comerciales que puedan suplir, en parte, las necesidades en términos de insumos.
La otra solución sería que Colombia fuera autosuficiente en términos de producción de insumos, pero ese caso tampoco es posible, al menos en un mediano-largo plazo. En el país no hay la suficiente tecnología para llevar a cabo procesos de tratamiento al gas y extraer de allí algunos materiales para la elaboración de insumos.
Empresarios que han sido consultados, recientemente, por Valora Analitik dicen que esa solución es posible, pero no viable en el marco de las carencias de infraestructura y el fuerte ambiente de incertidumbre.
Andrés Piñero, presidente de Nitrofert Colombia (firma comercializadora de insumos para la producción agrícola), explicaba que el mercado nacional de fertilizantes y plaguicidas se estima en $10 billones, siendo importado el 98 %.
Las otras soluciones
Una solución más tiene en cuenta las reducciones arancelarias de los insumos que se importan, incluso bajándolos al 0 %. Medidas decretadas por el Gobierno de Colombia para intentar apaciguar la inflación en el país.
Finalmente, en el objetivo para que la inflación no siga aumentando en Colombia, igualmente el Gobierno ha decidido, por ejemplo, no incrementar otros precios como el de la gasolina, aunque esto trae consigo una carga fiscal que, en el marco del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles, podría alcanzar un déficit cercano a los $30 billones a cierre de año.