El presidente del Perú, Pedro Castillo, anunció la dimisión de todo su gabinete. La noticia se da apenas dos meses después de que el mandatario izquierdista llegó al poder quien, con dificultades, logró formar Gobierno. (Ver más de Internacional).
En los últimos días su administración había protagonizado discusiones con el Congreso, por las intensiones del primer ministro, Guido Bellido, de nacionalizar las explotaciones de gas en la zona de Camisea, que actualmente están en manos de un consorcio privado.
Además, el legislativo estaba estudiando una moción de censura contra el ministro del Trabajo, Iber Maraví. Esa pesquisa llevó a que Bellido amenazara con cerrar el Congreso, una figura que está permitida en la Constitución peruana y que se citó en diversas ocasiones durante la administración de Martín Vizcarra.
Pero Guido Bellido no va más en el Gobierno. Pedro Castillo confirmó que el polémico primer ministro izquierdista también dejará la Presidencia del Consejo de Ministros, lo que da paso a la conformación de un nuevo equipo para el Ejecutivo, que sería definido en la noche de este miércoles.
Crisis en el Gobierno de Pedro Castillo
La dimisión de todo el gabinete de Pedro Castillo se constituye como la primera gran crisis política de este Gobierno que, hay que decir, tuvo obstáculos para consolidar un equipo dentro del Ejecutivo porque el Congreso, de mayoría opositora, obstaculizó la cuestión de confianza al Gobierno.
Ahora, el mandatario izquierdista debe definir nuevos ministros para empezar a poner en marcha su administración, una gestión que empezó el 28 de julio, pero que a uno no empieza a andar por las tensiones políticas.
Las preocupaciones por el devenir político del país se han sentido en los mercados. Justamente, este miércoles seis de octubre la cotización del dólar frente al sol peruano llegó a un nuevo máximo, y durante la primera semana de septiembre la divisa alcanzó otros niveles récord.
La salida de Guido Bellido del Gobierno del Perú aleja a una de las figuras más radicales de la izquierda del poder. Sin embargo, deja el interrogante sobre quiénes serán las personas encargadas de dirigir la política macroeconómica de la nación latinoamericana durante los próximos cinco años.
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