El alcalde de Barranquilla, Jaime Pumarejo, anunció el primer gran paso para hacer realidad el proyecto de convertir a Barranquilla en la primera biodiverciudad de Colombia, al presentar su sueño más grande en la actualidad: recuperar la ciénaga de Mallorquín, uno de los ecosistemas más valiosos de la ciudad y Atlántico.
“Descubrir el tesoro que ha estado oculto por décadas, la integración del río Magdalena y el Mar Caribe en la ciénaga de Mallorquín y la playa urbana de Puerto Mocho, que serán recuperadas en un proceso de protección del medio ambiente y de generación de un nuevo polo turístico con criterios de sostenibilidad”, dijo Pumarejo.
Actualmente, seis agentes de degradación dañan la ciénaga de Mallorquín: los rellenos, la ocupación ilegal, la deforestación del manglar, la contaminación química por residuos sólidos, la sedimentación y la erosión costera. Su deterioro ecológico amenaza el hábitat de las especies que alberga, el modo de vida del pescador, y la regulación climática para Barranquilla y el departamento del Atlántico.
Este ambicioso proyecto incluye la recuperación ambiental del cuerpo de agua, un ecoparque con senderos ecológicos, miradores palafíticos y una zona habilitada para la práctica de deportes náuticos y ciclovías.
La construcción de la primera fase del proyecto, conformada por el ecoparque, tiene un costo estimado de alrededor de $80.000 millones, pero en total tendrá siete intervenciones.
Las cuantías de las inversiones de las fases siguientes y sus tiempos de ejecución se darán a conocer al momento de abrir las licitaciones respectivas.
El proyecto cubre un área aproximada de 980 hectáreas que abarca toda la ciénaga de Mallorquín, una parte del tajamar occidental, la playa de Puerto Mocho, el corregimiento de La Playa y el barrio Las Flores.
Cuando terminen las obras se espera atraer y recibir a más de
100.000 turistas por año, lo que dinamizará la economía local y generará
empleos directos e indirectos.
