Por cuenta de tener que responder a la peor crisis económica de la que se tenga registro en la historia de Colombia, J.P.Morgan se volvió a pronunciar sobre el comportamiento que espera de la deuda del país en el futuro más cercano.
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De acuerdo con la firma, Colombia y Brasil son las naciones de América Latina con mayores preocupaciones sobre el comportamiento y crecimiento de la deuda y el financiamiento durante este año.
Para los dos casos, explica el informe de la compañía, hay presiones por “estrés del mercado”, pero también por restricciones ante el crecimiento de casos de Covid-19.
Vale recordar que Brasil, de momento, es foco de la pandemia llegando a tener hasta 3.000 muertes diarias por Covid-19 y con la propagación de una nueva cepa del virus.
Frente al análisis que hace J.P.Morgan sobre el caso colombiano, la necesidad de recoger el dinero que destinó para atender la pandemia en 2020 y las presiones políticas de sacar adelante una reforma tributaria en 2021 hacen parte del escenario.
Debido a la premura de recuperar puestos de trabajo e incentivar el consumo en Colombia, J.P.Morgan cree necesario un paquete de apoyo fiscal lo más sólido posible (cerca del 3 % del PIB anual), “el tiempo que sea necesario para recuperar el crecimiento y minimizar el daño a los balances del sector privado, los mercados laborales y, en última instancia, del crecimiento potencial”.
Por lo anterior, Colombia, dice J.P.Morgan, deberá asegurar una reforma tributaria sólida que mejore los ingresos para restablecer la consolidación después de 2022.
Cree pues la firma que el Gobierno corre el riesgo de quedarse corto con el espacio que tiene para mantener los apoyos fiscales, “tentando al destino” en un momento en el que dependen de los mercados para financiar “sus elevados gastos”.
Un reto para Colombia, según J.P.Morgan, tiene que ver con que los esfuerzos para la consolidación fiscal solo comienzan en 2022, “luego de lo cual nuestro ejercicio asume que Colombia regresaría abruptamente a su saldo primario estabilizador de deuda del 0,7 % del PIB el año siguiente (2023)”.
Añade J.P.Morgan que, en el mejor de los casos, se vería un déficit primario del 2,1 % en 2022, lo que obligaría a un ajuste fiscal posterior cercano al 3 % del PIB.
“Creemos que cualquier esfuerzo por estabilizar la deuda en torno al 70 % del PIB en Colombia será un proceso gradual y dependerá de un crecimiento promedio del 3 % o más”, dice el análisis de la compañía.
Aunque las expectativas reales para J.P.Morgan, en el sentido de que Colombia pueda reducir la deuda, parecen más lejanas.
“Para que la deuda de Colombia vuelva a la línea de base después un choque de costo de financiamiento del 1 %, tendría que compensar con un fuerte aumento del 1,1 % en el crecimiento potencial”, puntualiza el informe.
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