Con solo 1 % del uso de la tierra en cada municipio, sin emisiones atmosféricas ni vertimientos, Cundinamarca (departamento de Colombia) está dando señales de sus avances con la generación de energías renovables no convencionales.
De acuerdo con las cifras de SER Colombia (Asociación de Energías Renovables Colombia), Cundinamarca tiene en marcha 16 proyectos: diez en desarrollo (199 MW), tres en construcción (319,8 MW), dos en pruebas (19,8 MW) y uno en operación (9,9 MW).
Adicionalmente, hay ocho proyectos más que avanzan en los trámites. De estos, 539 MW entrarían en operación en los próximos tres años de acuerdo con SER Colombia.
Para agilizar y facilitar la puesta en marcha de estos, la Asociación invitó a generar espacios permanentes de articulación para el desarrollo de proyectos, en donde se discutan temas claves como compensaciones bióticas, fortalecimiento institucional y difusión de energías renovables no convencionales, compatibilidad con otras fuentes económicas, desarrollo de autogeneración en vivienda, industria y comercio y mesa de seguridad.
“La energía renovable es una industria naciente, sabemos que será una fuente de progreso y diversificación productiva, que le permita al departamento de Cundinamarca participar en la principal revolución energética de los próximos años”, afirmó Hernández, presidente ejecutiva de SER Colombia.
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Energías Renovables en Cundinamarca: ¿cuál es el impacto?
Con estas iniciativas, el departamento ha generado 800 empleos para mano de obra no calificada en el último año y apunta a generar 1.500 más entre 2025 y 2026.
Los proyectos se llevan a cabo en los municipios de Guaduas, Changuaní, Guachetá, Apulo, Girardot, Ubaté, Cucunubá, Chocontá, Paratebueno, Simijaca y Fusagasugá, en áreas con coberturas de pastos limpios y pastos arbolados.
Los proyectos se desarrollarán en menos del 1 % de los territorios de cada municipio, permitiendo la continuidad de las labores agropecuarias y de ganadería, como actividades tradicionales del departamento.
Incluso se está evaluando la posibilidad de implementar modelos agrovoltaicos, en los que las energías renovables y los proyectos solares convivan en el mismo espacio y se beneficien mutuamente.
Esto permite la diversificación productiva de Cundinamarca, al ampliar las fuentes de ingresos a más actividades económicas.
Además, los planes de compensación ambiental que desarrollarán los proyectos de energías renovables beneficiarán la flora y fauna, con la siembra de varias veces la cantidad de árboles aprovechados, generando además oportunidades para la creación de proyectos productivos sostenibles y pago por servicios sostenibles, entre otros.
También el impacto social de las energías renovables es muy favorable, pues los proyectos en construcción y en operación realizan, con los locales, actividades de fortalecimiento de conocimientos y habilidades en gestión ambiental, creación de comunidades energéticas y apoyo a emprendimientos locales, entre otros.
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Además, las tecnologías renovables son aptas para su instalación en hogares, establecimientos comerciales e industria, en donde han demostrado que pueden disminuir los costos de energía entre un 30 % y un 90 %, generando un beneficio directo para los consumidores.
Se estima que para el 2032 el departamento alcanzará una capacidad energética de 643 MW (539 MW entrarían en operación en los próximos tres años) suficiente para atender con energía limpia y competitiva, a una población equivalente a la del municipio de Soacha.
