La crisis política que vive Perú supone riesgos económicos y fiscales negativos para el país, además de prolongar las incertidumbres que lo rodean.
Así lo advirtió este lunes la calificadora de riesgo Fitch Ratings, al señalar que la más reciente coyuntura política en Perú “refuerza el entorno político profundamente polarizado que ha erosionado constantemente la gobernabilidad y la estabilidad en los últimos años” del país.
El pasado 7 de diciembre, el entonces presidente de Perú, Pedro Castillo, decidió disolver el Congreso de la República y anunció que gobernaría por decreto.
Con lo que no contaba Castillo es que el Congreso de su país no se dejó coger ventaja por el exmandatario, a quien muchos calificaron como dictador, y el debate que tenían previsto para revocar su mandato a las 3:00 PM (hora local) fue adelantado para el mediodía.
En el debate, el Congreso decidió destituir a Castillo, quien a los pocos minutos de enterarse del hecho decidió partir de la casa presidencial y, a los pocos minutos fue detenido por la Policía Nacional. Desde entonces, está privado de la libertad.
Ese mismo día, la entonces vicepresidenta de Perú, Dina Boluarte, tomó las riendas del país, convirtiéndose en la primera mujer presidenta de ese país y la sexta persona en ocupar el cargo en cinco años.
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Fitch Ratings recordó que en octubre de 2022 revisó las perspectivas de Perú a negativas debido a un deterioro en la estabilidad política y la efectividad del gobierno, “señalando que la inestabilidad sostenida había aumentado los riesgos a la baja para la calificación de Perú”.
“La debilidad de la gobernanza, incluido un mayor deterioro de las condiciones políticas y de gobernanza, el bajo rendimiento económico y un aumento sostenido de la deuda de las administraciones públicas/PIB siguen siendo sensibilidades negativas en materia de calificación”, añadió la calificadora de riesgo.
En ese sentido, la clasificación de Perú en los Indicadores Mundiales de Gobernabilidad del Banco Mundial ha caído al percentil 41 desde el 45, muy por debajo de la mediana ‘BBB’ del 58.
Dina Boluarte
Dina Boluarte tomó posesión como presidenta de Perú el 7 de diciembre.
Al recordar que las graves tensiones entre el expresidente Castillo y el Congreso habían producido un estancamiento y obstaculizado la eficacia del gobierno, las condiciones no cambian mucho con Boluarte al mando, afirmó Fitch.
“La nueva administración es políticamente frágil y enfrenta los mismos desafíos de gobernabilidad que la anterior, con un sistema político altamente fragmentado y un débil apoyo público y del Congreso”, advirtió Fitch Ratings.
Para la calificadora de riesgo aún “no está claro” si Boluarte podrá reducir las tensiones con el Congreso y mejorar la gobernabilidad. Lo anterior, debido a la falta de respaldo partidista que tiene en el Congreso.
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Asimismo, recordó que este lunes, 12 de diciembre, Boluarte anunció que las elecciones se trasladarán a abril de 2024 a partir de 2026, “lo que prolongaría las incertidumbres políticas”.
Consenso político
Fitch Ratings destaca que el problema subyacente de la falta de consenso político entre las instituciones de gobierno de Perú “sigue sin abordarse en la última transición del poder”.
Esto, debido a que la incertidumbre política se ha elevado y la confianza empresarial, por su parte se ha visto afectada, por ende, a juicio de la calificadora, “la inestabilidad política ha sido un peso para la inversión y el crecimiento económico, y esto ha sido subrayado por los últimos alborotos”.
En este contexto, Fitch trajo a colación las manifestaciones que ha vivido Perú en los últimos días, desde que Castillo salió del poder.
Las protestas en mención han provocado la muerte de civiles y otros han resultado heridos.
De acuerdo con Fitch, esto podría “convertirse en una movilización social a mayor escala e impactar la producción en sectores de recursos clave”.
Otras consideraciones
“En el corto plazo, la débil posición política del nuevo gobierno podría aumentar el potencial para un cambio hacia el populismo fiscal y el gasto expansivo, aunque Perú tiene un historial de contener los déficits durante períodos anteriores de mayor inestabilidad política”, indicó Fitch Ratings.
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La calificadora explicó que un ejemplo de una medida populista en los últimos años ha sido permitir retiros anticipados de pensiones.
Así, recordó que el Congreso que hoy legisla en Perú votó para permitir dichos retiros en mayo de 2022 después de otras cinco rondas en 2020-2021.
“Tales políticas serían positivas a corto plazo para el crecimiento, pero también contribuirían a la inflación y a un mayor déficit por cuenta corriente”, subrayó Fitch.
“Nuevos retiros de pensiones socavarían la profundidad del mercado local y afectarían negativamente las opciones de financiamiento corporativo y gubernamental”, añadió.
Si bien esa es lo que observa la calificadora de riesgo en este momento para Perú, también señala que hay señales de moderación.
“El gabinete del nuevo presidente, nombrado el 10 de diciembre, parece ser de naturaleza más tecnocrática, incluido el nombramiento de Alex Contreras, un respetado economista con una carrera en el servicio público para el cargo de ministro de finanzas”, destacó Fitch.
Asimismo, precisó que, pese a la inestabilidad política actual, “el perfil crediticio de Perú continúa beneficiándose de fundamentos sólidos en ciertas áreas, incluida una relación moderada entre la deuda del gobierno general y el PIB, un déficit fiscal modesto y altas reservas internacionales”.
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“La capacidad de Perú para mantener estas fortalezas y no deteriorarlas materialmente probablemente será importante para la dirección de la calificación”, concluyó la calificadora de riesgo, Fitch Ratings.