Colombia, exportando un imaginario

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Un joven de estatura media y un niño cargan dos neveras de icopor bajo un sol inclemente. “Gelatinas, ensaladas de frutas”, gritan, mientras una fila de carros y buses retiene su paso en una vía en construcción en el municipio Montenegro, Quindío, rodeada de cultivos de banano.

Un hombre de aproximadamente 1,80 metros de altura y bigote piramidal ha dejado en el asiento de atrás lo que llama “el ataúd de un enano”. Luego le cuenta al conductor, don Luis, que hace una semana estuvo en Tokio. “La gente sabe qué es un buen café. Ya lo tiene clarísimo con el colombiano, que se destaca por su suavidad”.

¿Qué lleva en esa caja negra? Un sombrero. ¿Usted es Juan Valdez? El hombre voltea su cabeza y esboza una sonrisa de confirmación. Hace 12 años, Carlos Castañeda Ceballos se convirtió en un ícono de la labor que desempeñaba junto a más de 500 mil familias.

Desde el municipio de Andes, Antioquia, ha visitado unos 33 países como embajador de todos los caficultores colombianos, vistiendo los tradicionales carriel, mulera, tapapinches y alpargatas que lleva el personaje, desde su creación en 1959, por la Federación Nacional de Cafeteros (FNC).

Hijo de Héctor Evelio Castañeda Quinceno y Blanca Judith Ceballos Castaño, es la imagen del mayor productor mundial de café arábigo suave lavado.

Refiriéndose al personaje, el gerente de la federación, Roberto Vélez, señala que “obedece a la visión y a la capacidad visionaria de los caficultores que se han adelantado a su tiempo y que han buscado elementos distintivos de la caficultura para tener ingresos alternativos, así como para llamar la atención sobre nuevos esquemas como el Parque del Café”.

Añade que la producción en 2018 cerraría nuevamente por encima de los 14 millones de sacos, “completando un ciclo de cuatro años seguidos, que nunca había vivido la caficultura colombiana”.

Los carros pueden seguir su marcha después de cerca de 20 minutos de espera, al tiempo que Castañeda relata que antes de ser elegido Juan Valdez hizo pruebas que “consistían en estar parado durante muchas horas, con la sonrisa intacta”. Recordó que siguió la estela caficultora de su papá, abuelo y bisabuelo: “El que es gurre, no deja de ser gurre”.

Más tarde, en el hotel Las Camelias, un hombre de gafas espera sentado en una banca, bajo una luna que aparenta estar más cerca de lo normal. “Mucho gusto, John Faber Giraldo”, nos dice el jefe de comunicaciones y publicidad del Parque del Café, un día antes de la inauguración del teleférico Bambusario (en la foto), que contó con una inversión de 7.500 millones de pesos.

Un 25 de enero de 1999, cuando Giraldo estaba cerca de cumplir 19 años y los departamentos de Quindío y Risaralda padecían el terremoto de 6,1 de magnitud en la escala de Richter, entró como colaborador del área de servicios generales del parque.

“Barrí el parque, recogí basuras. Más tarde, pasé a seguridad. También fui taquillero y operador de atracciones del parque. Estuve mucho tiempo a cargo de la montaña acuática. Luego pasé a luces y sonido en el show del café. De allí, ascendí al área de coordinación de servicio al cliente. Más adelante, tomé (el área de) comunicaciones”, relata.

Con la entrada de Pedro Nel Salazar Hoyos a la Gerencia del Parque (derecha en la foto), el bachiller comenzó a estudiar con una beca del 50 %, otorgada por el parque en la Escuela de Administración y Mercadotecnia del Quindío (EAM). Con Giraldo, que rememora los tiempos en que “al llegar de la escuela, como todos los niños del Eje Cafetero, ayudaba a su familia a recolectar café en un canasto pequeño”, otros 200 jóvenes con grado de bachiller alcanzaron el grado universitario, de especialización, maestría e incluso doctorado.

Giraldo es hoy especialista en comunicación organizacional de la Universidad de Manizales.

El parque es una entidad sin ánimo de lucro, creada el 24 de febrero de 1995 por la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia y el Comité Departamental de Cafeteros del Quindío, para mostrar a los turistas nacionales y extranjeros el desarrollo que genera el café.

Hace unos 22 años, fueron entregadas 11 hectáreas como terreno para el proyecto. Hoy cuenta con 125 hectáreas, de las cuales 58 resguardan, entre árboles, 27 atracciones. La más reciente adquisición, por 20 mil millones de pesos, es una montaña rusa que rinde homenaje a la cultura cafetera.

Más de un millón de personas se registra al año en el parque, que está dentro de los 10 parques más visitados en Latinoamérica, según la certificación de la Organización Internacional de Parques de Atracciones (IAAPA, por su sigla en inglés).

Antes del terremoto, “el parque recibía 250 o 300 mil visitantes. Eso ha sido gracias al crecimiento constante, al mejoramiento de la infraestructura, a la incorporación de nuevas atracciones, a la capacitación del personal y al orden administrativo, como se manejan la administración y las finanzas del parque”, comenta Giraldo.

Añade que se está capacitando a los colaboradores en idiomas y fortaleciendo servicios para que los visitantes tengan un mejor servicio.

Un 13 % de los visitantes procede del extranjero, una cifra que viene en aumento, según Giraldo, y aproximadamente 100 mil protagonistas del campo entran gratis. Estados Unidos es el país de origen de la mayoría de esos turistas, aunque ha crecido el número de europeos, principalmente de España. Mientras que la mayoría de los visitantes del país es de los departamentos de Valle del Cauca, Cundinamarca y Antioquia.

De acuerdo con cifras del Ministerio de Comercio, en 2017, arribaron al país aproximadamente 6,5 millones de turistas, un 150 % más frente a la cifra de 2010, cuando totalizó un poco más de 2 millones. De esa forma, el sector turístico se ha posicionado en el segundo renglón como generador de divisas, según el Banco de la República.

En junio de 2018 fueron 584.715 los turistas extranjeros que llegaron al país, frente a 473.627 del mismo mes del año anterior. Entre enero y mayo de este año, el ingreso de divisas por concepto de turismo creció 38% hasta a 3.3 millones de dólares desde 2.4 millones de dólares de un año antes.

En lo corrido de 2018 hasta junio, la llegada de extranjeros al país creció 35,7%, frente al mismo período de 2017, al pasar de 2.92 millones a 3.96 millones de visitantes.

Y es que Colombia se ha vuelto fuerte en vender y exportar un imaginario, el que los turistas que ya visitaron el país les cuentan a sus amigos y familiares.

Lo anterior se ha visto apoyado en la infraestructura hotelera, que, en relación con las expectativas de inversión, a 2020, la Asociación Hotelera y Turística de Colombia (Cotelco) ha identificado 58 proyectos, con 8.578 habitaciones, que representan una inversión de 400 mil millones de pesos.

La ocupación hotelera alcanzaría un promedio de 56 % al cierre de este año, dice el presidente de Cotelco, Gustavo Adolfo Toro Velásquez. La expectativa es que el segundo semestre sea más dinámico que el primero, cuando la ocupación acumulada fue de 53,96 %.

En cuanto al dato de construcción de hoteles, para 2018 la asociación prevé 46, de los cuales ya se abrieron seis.

“La promoción internacional consiste en la participación en ferias, como Colombia TradeExport, donde hemos realizado presentaciones del show del café. En la Florida tenemos personas que nos representan y hacen promoción de marca, y hacemos presencia en las actividades de las embajadas”, indica el jefe de comunicaciones del Parque del Café.

La llegada de inversión extranjera directa a Colombia, según cifras del Banco de la República, ya totalizaba US$4.104 millones a junio de 2018 y se ha mantenido en niveles altos gracias a la confianza de los inversionistas y, entre muchas cosas más, a que Colombia firmó un acuerdo de paz con la guerrilla de las Farc que le ha permitido a la Nación vender el intangible de ser más segura, especialmente en las zonas rurales que tienen potencial turístico.

El saliente ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, detalló hace pocos días que Colombia tiene hoy la tasa de homicidios más baja desde 1970 gracias a ese proceso de paz que desarmó a la guerrilla más antigua de América.

Empresas multinacionales eligen a Colombia como su destino para abrir sedes regionales apoyados en esas mejores perspectivas económicas y de seguridad. No solo se venden negocios monetarios, también intangibles como la sensación de paz, el recuerdo de hermosos paisajes, inolvidables aventuras, además de la mejor infraestructura vial y aérea que facilita la llegada de viajeros.

Un claro ejemplo de la mejor visión intangible de Colombia es que, por ejemplo, la Unesco declaró en 2011 el Paisaje Cultural Cafetero de Colombia Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Sentado, de camisa azul con el logo del parque, junto a otros invitados a la inauguración, Jaime Alexander Ruiz Contreras, hoy director operativo del parque, llegó seis meses después que Giraldo al área de jardinería.

Con el apoyo financiero del parque, estudió contaduría pública y realizó un magíster en Administración Económica y Financiera.

“Aquí me he desempeñado, después de jardinero, como auxiliar contable, auxiliar de control interno, pasando por tesorería, y ahora en un área muy diferente que es el área de operaciones. Hace dos años y medio me dieron la responsabilidad de ser el director operativo del parque, dirigiendo todo lo que está de cara al visitante, como los operarios de las atracciones, seguridad y los servicios generales”, mencionó.

Añade que cualquier persona del mundo conoce a Colombia por su café, y “es nuestra responsabilidad mantener ese legado mostrándoles a todos los visitantes, sean nacionales o extranjeros, a través de nuestro Museo del Café, el sendero y otras atracciones”.

Ruiz observa al pie del nuevo teleférico uno de los espectáculos de los artistas del café, a pocos minutos del casco urbano del municipio Montenegro, basado en una economía agrícola, y que también se beneficia de la fuente de empleo directo e indirecto que representa el parque. Además, hacen presencia en este acto John Faber Giraldo y Carlos Castañeda Ceballos, esta vez bajo la figura de Juan Valdez, una imagen del café de Colombia en el exterior.

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