Acumen, el fondo de inversiones sin fines de lucro con sede en EE. UU., invirtió cerca de US$10 millones en 19 empresas agrícolas en Colombia. Esta inversión permite impulsar el desarrollo sostenible y mejorar la calidad de vida en regiones rurales afectadas por el conflicto armado, donde la pobreza y la baja productividad siguen siendo desafíos clave.
Por otra parte, la precariedad en infraestructura dificulta la comercialización de productos y afecta la rentabilidad del sector. Adicional, el acceso limitado a crédito y financiamiento restringe las posibilidades de inversión para mejorar los cultivos y expandir la producción.
Virgilio Barco, director de Acumen Latinoamérica, explica que, frente a estos desafíos, la organización ha venido invirtiendo en los últimos 10 años en empresas sociales y de base comunitaria que generan oportunidades económicas para poblaciones vulnerables, especialmente en el sector agrícola.
Su modelo de inversión social busca garantizar la sostenibilidad a largo plazo, beneficiando a personas agricultoras y campesinas afectadas por el conflicto armado que enfrentan exclusión y pobreza.
Impacto de la inversión
El reciente reporte de 60 Decibels, firma especializada en medición de impacto, arrojó que el 50 % de las personas beneficiarias en Colombia que hicieron parte del estudio vive en condiciones de pobreza. Sin embargo, tras la inversión en las empresas del portafolio, se ha logrado que el 83 % de las personas mejoren su bienestar personal.
En relación, el 76 % ha reportado un aumento en sus ingresos, mientras que el 52 % percibe una mayor capacidad de tomar decisiones.
“Al invertir en modelos de negocio con un enfoque comunitario, buscamos ayudar a construir un futuro más equitativo, donde los pequeños productores tengan acceso a mercados, precios justos y herramientas para fortalecer su resiliencia ante los desafíos económicos y climáticos. Sabemos que las inversiones de impacto son fundamentales para transformar realidades y generar oportunidades en comunidades que han sido históricamente vulneradas. Nuestro objetivo es seguir impulsando empresas que promuevan el desarrollo social y económico de las personas, especialmente en zonas rurales afectadas por el conflicto”, puntualizó Barco.
En este contexto, las personas agricultoras destacan, entre los principales logros obtenidos, la estabilidad financiera, el acceso a mercados con precios justos y la mejora en la calidad y rendimiento de sus cosechas. Además, resaltan el desarrollo de nuevas habilidades y conocimientos que han fortalecido sus emprendimientos. A nivel comunitario, líderes y lideresas han señalado un crecimiento económico sostenido y un fortalecimiento en la colaboración entre los habitantes.