La numismática, entendida como la práctica de coleccionar monedas y billetes con valor histórico, cultural o particularidades de diseño, ha ido ganando cada vez más seguidores en Colombia.
Aunque en un inicio se trataba de un pasatiempo reservado a pequeños cÃrculos de expertos, hoy en dÃa se ha consolidado como una actividad que despierta gran interés entre coleccionistas y ciudadanos que ven en ella una oportunidad de conservar la memoria económica del paÃs y, en algunos casos, de obtener beneficios económicos.
En Colombia, el cambio de diseño de los billetes implementado por el Banco de la República en el 2016 generó que las ediciones anteriores fueran saliendo gradualmente de circulación. Como consecuencia, resulta cada vez menos frecuente encontrar ejemplares antiguos en transacciones cotidianas. Sin embargo, algunas personas aún conservan estos billetes guardados en sus hogares, ya sea como recuerdo o sin conocer el potencial valor que pueden alcanzar en el mercado numismático.
Los coleccionistas suelen prestar especial atención a los detalles en la impresión y en el diseño de ciertos billetes antiguos, ya que estos elementos pueden convertirlos en piezas de alto interés. Un ejemplo claro se encuentra en los billetes de $2.000 pesos de la serie anterior, que tenÃan en su anverso la imagen del general Francisco de Paula Santander. Aunque en apariencia se trata de un billete común, en realidad posee una caracterÃstica en su reverso que ha despertado un gran interés entre quienes se dedican a la numismática.
En el respaldo del billete aparece representada la Casa de la Moneda de Bogotá, con sus muros y columnas. Lo que lo hace especial es que, en una de esas columnas, se distingue un pequeño reloj, cuya figura recuerda a un reloj de pared. Este detalle, inadvertido para muchos en su momento, ha sido considerado por los coleccionistas como un rasgo diferenciador que le otorga un valor especial al billete.
¿Cuánto llega a costar el billete de $2.000?
Gracias a esta particularidad, el billete de $2.000 puede llegar a valer en el mercado de coleccionistas más de 30 veces su denominación original. En plataformas digitales de compraventa y en espacios especializados en numismática, se han registrado transacciones en las que este ejemplar alcanza precios de hasta $60.000, siempre que se encuentre en buen estado de conservación.
El interés que despierta este billete es un reflejo del valor que adquieren los objetos cotidianos cuando contienen detalles únicos que los distinguen de las ediciones regulares.
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Ante este panorama, quienes conserven billetes antiguos, en especial de la denominación de $2.000 con la imagen de Francisco de Paula Santander, podrÃan revisar con atención sus ejemplares. Identificar la presencia del reloj en la columna del diseño puede marcar una diferencia significativa en el valor de la pieza. En muchos casos, un billete que parecÃa destinado al olvido en un cajón termina siendo objeto de búsqueda para coleccionistas que están dispuestos a pagar mucho más de lo que indica su numeración original.