Crecimiento verde, el reto financiero de las empresas en Colombia

- Publicidad -   En la vereda El Fusil, en la zona montañosa de Bolívar —el único municipio habitado en el Valle del Cauca antes de la colonización— las manos de Hugo Largo tantean en la tierra la profundidad a la que arrojará semillas de nogal cafetero, carbonero, chirlobirlos y guayacanes, especies nativas que mantienen […]

Celsia Granja Solar

 

En la vereda El Fusil, en la zona montañosa de Bolívar —el único municipio habitado en el Valle del Cauca antes de la colonización— las manos de Hugo Largo tantean en la tierra la profundidad a la que arrojará semillas de nogal cafetero, carbonero, chirlobirlos y guayacanes, especies nativas que mantienen la estabilidad de los ecosistemas y protegen las fuentes de agua que abastecen los acueductos veredales y municipales.

Aliso, arrayán, guadua, vainillo, laurel pajarito, cedro rosado, algarrobo, guadua y balso también crecen en 2.211 hectáreas de 30 municipios del departamento, donde comunidades participan en la siembra, aislamientos y mantenimientos en las zonas reforestadas.

“Todos deberían sembrar árboles en algún momento de sus vidas (…) que aprendan y se unten un poquito más las manitos de tierra”, indicó la joven perteneciente al club de defensores del agua Arco Iris, Lorena Valencia, del predio El Vergel en la vereda Culebras, en el municipio de Trujillo, durante una siembra comunitaria de 800 árboles.

Ambos hacen parte de ReverdeC, un proyecto de restauración de cuencas hidrográficas realizado por Celsia, empresa de energía del Grupo Argos, y su filial Epsa, con el apoyo de la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca.

Video ReverdeC

A la fecha, los árboles sembrados suman alrededor de 2 millones, las cuencas hidrográficas protegidas, 22, y las instituciones intervenidas con talleres, 20.

Valle del Cauca es el único departamento del país que está revirtiendo los índices de deforestación, incluso la tasa es positiva, de acuerdo con el Ministerio de Ambiente.

“ReverdeC tiene la meta ambiciosa de sembrar 10 millones de árboles de especies nativas en 10 años, varias de ellas amenazadas, que tienen como característica ser protectoras porque aportan nutrientes a los suelos y producen follajes ricos en nitrógeno”, señaló Celsia a Valora Analitik.

Después de la crisis de disponibilidad de agua que enfrentaron varios municipios del Valle durante el fenómeno de El Niño entre 2015 y 2016, la empresa analizó la importancia de recuperar las cuencas hidrográficas de la región.

Las inversiones ambientales de Celsia en los últimos cinco años han sumado cerca de 127 mil millones de pesos. En 2013, totalizaron 11.624 millones de pesos, mientras que, en 2017, 34.198 millones de pesos. Es decir, los recursos destinados a aspectos ambientales fueron el 52 % de la inversión en sostenibilidad, que también incluye proyectos sociales.

 

La cadena

En otro eslabón de la cadena, el cartón, el Grupo Éxito tiene el proceso de entrega de reciclaje “más grande en Colombia”. En 2017, recuperó más de 22.300 toneladas de material reciclable, que en un 80 % corresponde a cartón (18.100 toneladas). El restante es chatarra, plástico, ganchos y otros materiales.

Crecimiento verde, el reto financiero de las empresas en Colombia “La comercialización de estos materiales permite reiniciar su ciclo y reducir la destinación en rellenos sanitarios; los recursos obtenidos de su venta son donados a la Fundación Éxito para aportar a la nutrición infantil en Colombia”, indicó la empresa de retail.

En tanto que la empresa barranquillera Tecnoglass, que en 1994 empezó la producción a gran escala de vidrio, sembró 5.700 metros de grama para recuperar la cobertura vegetal del separador central de la avenida Circunvalar —al terminar las obras de doble calzada— y la Glorieta de las Flores, en su ciudad.

También mejoró esa zona con la siembra de más de 60 árboles, los cuales absorben dióxido de carbono e implementa acciones que promueven la reducción, reutilización y reciclaje del papel.

 

La movilidad

Por otro lado, tanto Éxito como Celsia promueven la movilidad eléctrica. Celsia a la fecha ha desplegado nueve estaciones de cargas para vehículos en Medellín, Cali y Bogotá.

Desde el comienzo de esa operación, a mayo, se han registrado 1.072 sesiones (1,3 al día), 2.427 horas de carga y 25.663 kilómetros limpios equivalentes, así como se han entregado 5.133 kilovatios hora (kWh).

Así mismo, Éxito cuenta con espacios para que las personas que usan vehículos eléctricos encuentren alternativas para seguir movilizándose de manera sostenible.

Con Codensa y CarB, en Bogotá, ofrece ocho estaciones de carga eléctrica y 10 carros eléctricos para uso compartido. Con Empresas Públicas de Medellín (EPM), tiene cuatro ecoestaciones de carga de vehículos eléctricos en Medellín.

Las infraestructuras de carga lenta permiten que cualquier vehículo eléctrico de las marcas que actualmente se comercializan en Colombia (Kia, Mitsubishi, Renault, Nissan, BYD y BMW) puedan recargar hasta el 80 % de la capacidad de sus baterías en tiempos promedios entre 2 y 3 horas.

Con el Grupo Energía de Bogotá (GEB), cuenta con dos estaciones de carga para motociclos eléctricos, y con la Empresa de Energía de Pereira opera dos estaciones de carga eléctrica en Éxito Pereira y Éxito Cuba, “para que los habitantes de la capital risaraldense puedan cargar motociclos eléctricos”.

De su parte, Tecnoglass, desde 2015, ofrece a sus clientes vidrios Low-E, “con la más alta tecnología en recubrimiento de baja emisividad para el control solar (de altas y bajas temperaturas)”, explica la compañía listada en la Bolsa de Nueva York.

Los beneficios de esos vidrios se traducen en menores costos de energía dada la reducción en el consumo de calefacción y de refrigeración.

En 2017, emprendió el proyecto de autogeneración de energía alternativa a través de la instalación de 15.237 paneles solares (sistema fotovoltaico On Grid) con una capacidad de 4.844 kilovatio de pico (kwp) en las instalaciones de Barranquilla, “que aprovecha la energía producida por el sol y la convierte en energía eléctrica para nuestra operación”.

La inversión realizada fue aproximadamente 5,3 millones de dólares. La disminución de CO2 ha sido de 1.250 toneladas.

El año pasado y en el primer trimestre de este año, la compañía invirtió en Capex un total de 10 millones de dólares a través de sus subsidiarias. Parte de estos recursos se destinó a los proyectos mencionados anteriormente, como el de los paneles solares.

El grupo Éxito también le ha apostado al desarrollo de proyectos inmobiliarios sostenibles.

El centro comercial Viva Wajiira cuenta con una superficie de 5.000 metros cuadrados de paneles solares, que generan cerca del 30 % de la energía que necesita diariamente para su funcionamiento. Esa tecnología también fue instalada en Éxito Panorama, en Barranquilla.

 

La Bolsa y la financiación

Las tres empresas mencionadas, además de trabajar en los mismos propósitos desde diferentes sectores, tienen en común su presencia en la Bolsa de Valores de Colombia (BVC).

De acuerdo con Carlos Fradique, socio de la firma de abogados Brigard&Urrutia, la confianza que generan los altos estándares de calidad de la información, se facilitan con el acceso al mercado de capitales colombiano y del exterior. Esto, asimismo, aplica para la obtención de financiación en condiciones más competitivas de la banca tradicional.

Por ejemplo, Celsia emitió en febrero de este año 330 millones de acciones y recaudó 1,47 billones de pesos, ya que está inscrita en la Bolsa, lo que le da una percepción de ser un agente de cambio con uso de energías alternativas.

Es decir, estar en la Bolsa les da visibilidad frente a inversionistas y la comunidad, dijo María Andrea Trujillo, codirectora junto a Alexander Guzmán del Centro de Estudios en Gobierno Corporativo del Colegio de Estudios Superiores en Administración (Cesa).

De la misma forma, les permite elevar sus estándares de Gobierno corporativo, así como la oportunidad de emitir deuda a través de bonos verdes y de bonos sociales que fortalecen sus iniciativas de protección ambiental e impacto social.

El reto -del Gobierno, de la Bolsa y de las empresas- es generar nuevas formas de financiamiento para programas de responsabilidad social que, además de mejorar la calidad de vida, brinden retornos positivos a los inversionistas.

Una de esas entidades que se puso a la vanguardia en las emisiones de bonos sociales en el mercado local fue el banco de desarrollo empresarial y comercio exterior de Colombia, Bancóldex. Ya ha realizado dos emisiones con el fin de obtener recursos para financiar proyectos amigables con el ambiente y que, por si fuera poco, apoyan a víctimas de conflicto interno.

Justamente, sobre bonos verdes, la Empresa de Energía del Pacífico (Epsa), filial de Celsia, acaba de anunciar una emisión de 420 mil millones de pesos, siendo la primera empresa del sector real en hacerlo. Con esos recursos financiará la puesta en operación de varias granjas solares en zonas que históricamente han tenido problemas de acceso a la energía como, por ejemplo, el departamento de Bolívar.

La creatividad financiera debe estar en el primer orden de prioridades de las empresas y los mercados, en especial, para cumplir con las expectativas de los ciudadanos e inversionistas que quieren ver cómo sus recursos tienen impacto positivo en el diario vivir.

Está demostrado que las empresas que tienen mejores estándares de Gobierno Corporativo y que se esfuerzan por mejorar su entorno reciben mejores márgenes de inversión, como sucede, por ejemplo, con el seguimiento que hacen los inversionistas internacionales a índices como el Dow Jones Sustainability MILA Pacific Alliance, compuesto por 42 empresas líderes en sostenibilidad de Chile, Colombia, México y Perú.

Parque eólico La Guajira. Foto: Carolina2920.

El nuevo Gobierno ha dicho que no es conveniente que más del 85% de la generación de energía en el país sea generada por agua debido al riesgo climático que eso representa.

Por eso, anunció que espera aprobar millonarios proyectos de generación de energía de fuentes limpias que no dependan del ciclo del clima -como la solar o la eólica-. Es una gran oportunidad para las empresas, así como para los inversionistas, pero al mismo tiempo le impone al Gobierno la responsabilidad de tener una regulación de precios clara que atraiga tanto a unos como a otros.

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