Estados Unidos y Corea del Sur anuncian acuerdo comercial en medio de la gira asiática de Donald Trump

El anuncio se produjo el 29 de octubre durante la visita del presidente Trump al país asiático, en la ciudad de Gyeongju.

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En un momento clave del giro hacia Asia de la administración Trump, Estados Unidos y Corea del Sur avanzaron en un pacto comercial significativo que pretende reducir barreras arancelarias, atraer grandes inversiones surcoreanas al mercado estadounidense y reforzar la alianza estratégica entre ambos países.

El anuncio se produjo el 29 de octubre durante la visita del presidente Trump al país asiático, en la ciudad de Gyeongju, en el marco del foro de los líderes de la zona Asia-Pacífico.

Trump declaró ante los medios: “Llegamos a un acuerdo”, para luego añadir que “hicimos nuestro acuerdo, prácticamente lo finalizamos”.

Según las informaciones disponibles, el acuerdo contemplaría una inversión por parte de Corea del Sur de US$350.000 millones, de las cuales alrededor de US$200.000 millones se materializarían en efectivo (con desembolsos de hasta US$20 000 millones por año), mientras que los US$150.000 millones restantes irían a través de un programa conjunto de construcción naval y otras iniciativas industriales.

En contraparte, Estados Unidos volvería a aplicar una tasa de arancel del 15 % a las exportaciones automotrices surcoreanas, reduciendo la tasa previa del 25 % que estaba en vigor —y que colocaba a los autos surcoreanos en desventaja frente a los japoneses, que ya disfrutaban del 15 % gracias a su acuerdo previo con EE. UU.

Sin embargo, el principal punto en disputa sigue siendo la estructura de inversión: Seúl ha manifestado que prefiere que parte de los compromisos se materialicen mediante préstamos y garantías en lugar de desembolsos en efectivo directos, mientras que Washington había demandado pagos más inmediatos.

Donald Trump
Donald Trump, presidente de EE. UU. Imagen: Flickr White House.

Motivos del acuerdo

La firma o acuerdo justo en esta visita de Trump tiene múltiples motivos. En primer lugar, Corea del Sur es un socio estratégico de EE. UU. en un contexto de tensiones crecientes con China y ante la amenaza persistente de Corea del Norte. Las tensiones comerciales globales, los controles sobre minerales críticos, la seguridad regional y la necesidad de diversificar las cadenas de suministro han situado a Seúl y Washington en una rueda más estrecha de cooperación.

Por otro lado, Corea enfrentaba un arancel del 25 % en su sector automotriz hacia EE. UU., frente al 15 % que los automóviles japoneses pagaban bajo su propio acuerdo con Washington. El recorte al 15 % iguala las condiciones y favorece a la industria surcoreana.

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La moneda surcoreana, el won, reaccionó al anuncio: se apreció alrededor de 0,5 % frente al dólar, lo que evidencia la sensibilidad de los mercados financieros ante los acuerdos comerciales.

¿Qué implicaciones tiene?

Para EE. UU., este pacto significa una nueva forma de promover inversiones extranjeras que fortalezcan la manufactura doméstica, reduzcan déficit y aseguren tecnologías críticas. Para Corea del Sur, se abre una puerta para acceder en mejores condiciones al mercado estadounidense y resolver un desequilibrio competitivo en su industria automotriz.

No obstante, aún quedan elementos por resolverse: la formalización legal del acuerdo, la forma exacta de los pagos e inversiones, los plazos de implementación y la supervisión de que las medidas se cumplan. Corea del Sur ha advertido que grandes desembolsos podrían afectar su estabilidad financiera, lo que exige flexibilidad en la estructura de pago.

Asimismo, otros temas clave —como el acceso de los trabajadores surcoreanos a visados estadounidenses, la cooperación en semiconductores frente a Taiwán o la revisión del gasto en defensa por parte de Seúl— siguen en la agenda conjunta.

Este anuncio se produce justo antes de la esperada reunión entre Trump y Xi Jinping, prevista en Busan, Corea del Sur, donde se espera abordar temas más amplios de comercio, tecnología y seguridad global. La firma del pacto con Seúl envía una señal clara al bloque asiático y al mundo sobre la estrategia comercial y diplomática de Washington.