El aguacate Hass se mantiene como uno de los productos agroexportadores de mayor dinamismo en Colombia y todo indica que 2026 será un año clave para consolidar los avances logrados durante el último lustro.
Las cifras de 2025 confirman esta tendencia: la producción nacional superó las 620.000 toneladas, de las cuales cerca de 147.000 se destinaron a los mercados internacionales.
Con estos volúmenes, el país se posicionó entre los principales exportadores del mundo, solo por detrás de referentes consolidados como México y Perú, y fortaleció su papel dentro de la oferta global de esta fruta.
El crecimiento sostenido del aguacate colombiano responde a una combinación de factores estructurales.
Por un lado, las condiciones agroclimáticas de varias regiones productoras han permitido obtener cosechas estables y de buena calidad durante amplios periodos del año, lo que resulta atractivo para los compradores internacionales que buscan continuidad en el suministro.
A ello se suman los avances en tecnificación agrícola, que han optimizado los procesos de siembra, manejo del cultivo y poscosecha, elevando los estándares productivos y reduciendo pérdidas.

De manera paralela, el sector ha venido incorporando una visión más integral de sostenibilidad. La adopción de certificaciones internacionales como GlobalG.A.P. y Rainforest Alliance se ha convertido en un elemento diferenciador, no solo para cumplir requisitos de acceso, sino para responder a las expectativas de consumidores y cadenas de distribución cada vez más exigentes en materia ambiental, social y de trazabilidad.
Estos sellos han contribuido a fortalecer la reputación del aguacate colombiano en mercados de alto valor, donde la calidad del producto va de la mano con prácticas responsables a lo largo de toda la cadena.
Durante el último año también se registraron avances relevantes en la apertura de nuevos destinos. El ingreso al mercado de Corea del Sur marcó un hito para el sector, mientras que el progreso en los requisitos técnicos para acceder a Japón refleja una estrategia de largo plazo orientada a diversificar la canasta exportadora y reducir la dependencia de unos pocos compradores.
Estos procesos, aunque complejos, amplían el horizonte comercial y permiten distribuir mejor los riesgos asociados a cambios en la demanda o a coyunturas específicas de determinados mercados.
De cara a 2026, las perspectivas para el sector son moderadamente optimistas. Variables como la posible incidencia del fenómeno de La Niña, una eventual reducción gradual de las tasas de interés y el endurecimiento de las exigencias ambientales y sociales a nivel global marcarán el ritmo del año.
A pesar de estos retos, se anticipa una demanda creciente desde mercados como Chile, Medio Oriente y Europa del Este, así como precios ligeramente superiores al promedio observado en 2025, lo que podría ofrecer un margen adicional a los exportadores.
En términos estratégicos, Estados Unidos continúa siendo un destino prioritario por su tamaño y capacidad de absorción, mientras que mercados premium como Japón, Corea del Sur y China representan oportunidades de alto valor para el aguacate colombiano.




