Por: Juan Casal, director de Telco & Empresas Digitales de Latam en Intel
Colombia se encuentra al borde de un hito trascendental en materia de telecomunicaciones: la inminente subasta de espectro radioeléctrico, que allana el camino para el despliegue de redes de 5ta generación.
Aunque se espera que el Gobierno ingrese alrededor de 500 millones de dólares por la asignación de las bandas en las que se desplegará esta tecnología, el proceso va más allá de las cifras financieras; 5G no es sólo la siguiente generación de cobertura móvil, sino una oportunidad de mercado sin precedentes, que alcanzará los 10 billones de dólares en 2035 según estimaciones de ABI Research.
Esta oportunidad tiene su epicentro en el sector empresarial, que verá beneficios y avances en nuevos y mejorados casos de uso gracias a velocidades ultrarrápidas, cruciales para aplicaciones y servicios que demandan alto ancho de banda; baja latencia, esencial para aplicaciones críticas como la automatización industrial, y una mayor seguridad y fiabilidad en las conexiones.
Las dos aristas del impacto en la economía que el 5G está en camino a traer se dan por su impacto en los ingresos y en los egresos operacionales de una compañía; trayendo nuevos modelos de negocio, y reformulando los existentes.
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Pensemos por ejemplo en la capacidad de hacer Realidad Virtual o Aumentada sobre redes móviles habilitadas para brindar el ancho de banda necesario, y cómo esto posibilita la transformación en áreas como la manufactura, el entretenimiento, la salud, entre varios otros.
Pensemos también en la posibilidad de, con latencias mínimas, hacer cómputo de borde, automatización industrial, o conducción autónoma en plantas industriales o campos, llevando todos estos procesos a niveles de eficiencia antes impracticables.
Todo este potencial de transformación para el sector corporativo a través de la tecnología 5G tiene en las empresas de tecnología un eslabón clave. El desafío es justamente lograr un ecosistema robusto que permita que los avances alcanzados en otros mercados de la región y del mundo, puedan ser aprovechados por las compañías locales.
Esto no es algo menor. Si pensamos la cantidad de agentes que requiere una solución de este tipo, operadores móviles, proveedores de HW, SW, Nube, Integración, entendemos cómo no es algo para nada trivial; pero el impacto al negocio definitivamente lo amerita, y lo repagará.
Las interacciones entre los ecosistemas tecnológicos internacionales y las organizaciones locales servirán también para dimensionar mejor el beneficio puntual de la tecnología 5G en cada compañía local, y más si tenemos en cuenta que uno de los mayores factores deteniendo los despliegues de 5G en la región es la ausencia de casos de uso detectados como una potencial demanda.
Con la tecnología 5G, Colombia se encamina hacia una era de conectividad sin precedentes, marcando el inicio de una nueva fase para el progreso y la innovación empresarial y tecnológica. Una era en la que los líderes de la industria serán determinantes, mediante su colaboración, para apoyar la oportunidad de transformación que Colombia tiene por delante.
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