Tras cerrar su etapa profesional, Hilda María Zapata, la fundadora de ‘Sin la Etiqueta’ decidió que no era momento de detenerse, sino de reinventarse.
Con 59 años, dio vida a un proyecto de moda sostenible que se propone combatir uno de los mayores desafíos ambientales que hoy en día tiene el mundo: el desperdicio textil. Su emprendimiento transforma prendas usadas en piezas nuevas de alta calidad y, al mismo tiempo, invita a reflexionar sobre el consumo, el desuso y la relación emocional que las personas construyen con su ropa.
El proyecto se sostiene en tres líneas de trabajo que dialogan entre sí. La primera es el estudio de diseño, donde nacen colecciones creadas exclusivamente a partir de prendas rescatadas y rediseños personalizados para quienes buscan prolongar la vida de piezas con valor afectivo. La segunda es el laboratorio de moda, una experiencia creativa en la que los usuarios cocrean la transformación de su prenda, más allá de un simple taller. La tercera es el taller de estilo, el corazón operativo del emprendimiento, donde un equipo de mujeres expertas en confección convierte esas ideas en nuevas prendas únicas, duraderas y bien acabadas.
La materia prima llega de múltiples fuentes: convocatorias para comprar ropa usada, la que consiguen en tiendas de segunda mano y clientes que llegan con prendas que tienen un significado emocional. Hoy, ‘Sin la Etiqueta’ avanza con un equipo de cuatro mujeres en diseño, administración, mercadeo y finanzas, además de un grupo de aliadas con amplia trayectoria en transformación textil. Su propósito es claro: consolidar el taller, crecer en impacto social y generar más empleo para mujeres.
“Aunque todavía estamos en etapa de construcción, hemos realizado pilotos de nuestras experiencias creativas con muy buenos resultados, y también transformaciones de prendas en menor escala, siempre priorizando la calidad”, relató la ganadora.
Su visión apunta lejos, quiere que ‘Sin la Etiqueta’ crezca en Colombia y llegue a países como España y Canadá, sin perder la sensibilidad estética ni la creatividad que caracterizan su trabajo. “Participar en los Premios +50 Emprende fue emocionante desde el inicio. Más allá del reconocimiento económico, valoramos profundamente las bolsas de asesoría porque sabemos que las necesitamos para convertir este emprendimiento en un referente y lograr que sea rentable”, agregó.
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Además, le envió un mensaje a quienes se enfrentan al inicio del retiro laboral, “Atrévanse. Que retomen esos sueños de cuando tenían 20 años, que no llevaron a cabo porque las prioridades o las situaciones los llevaron por otro camino, y que entiendan que todavía le pueden aportar al desarrollo económico del país”.
La historia de esta emprendedora resume lo que el fundador de los premios, Fernando Lallana, destaca como el corazón de los Premios +50 Emprende, personas que demuestran que reinventarse no significa empezar de cero, sino descubrir que el talento no tiene fecha de caducidad. Para Lallana, la calidad de los proyectos colombianos en esta primera edición dejó el listón muy alto y confirma que el país tiene un enorme potencial para seguir consolidando esta iniciativa en 2026.
“Este es apenas el primer paso de un camino que esperamos continúe por muchos años. Ya estamos preparando las bases para la segunda edición en 2026, porque cuando un ecosistema como este se abre, es difícil que se detenga. Los requisitos seguirán siendo los mismos en todos los países: tener más de 50 años y un proyecto con menos de dos años de antigüedad. Buscamos emprendimientos nacientes, no empresas consolidadas, porque el propósito es despertar vocaciones emprendedoras y demostrar que a partir de los 50 también se puede crear, innovar y aportar valor”, afirmó.
Esa visión también la comparte el Centro de Ciencia y Tecnología de Antioquia (CTA), entidad aliada en la organización del premio. Su director, Santiago Echavarría Escobar, resaltó que los emprendimientos presentados evidencian el crecimiento de la economía plateada en Colombia y el poder transformador de la población senior. Subrayó que los adultos mayores son cada vez más activos, creativos y capaces de liderar proyectos con propósito, impulsados por su experiencia y potenciados por la tecnología. Para él, historias como la de ‘Sin la Etiqueta’ demuestran que este segmento de edad no solo está vigente, sino que será clave en sectores como sostenibilidad, economía circular, bienestar, consumo responsable y desarrollo social.
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“Los adultos mayores tienen un campo amplísimo para emprender. Hay oportunidades en sostenibilidad, medio ambiente, economía circular, hábitos de consumo responsable, alimentación sana, experiencias gastronómicas, causas sociales, educación con propósito, deporte y, por supuesto, todo lo relacionado con envejecimiento activo. Se espera que una proporción significativa del PIB futuro esté influenciada por la economía plateada. Es una fuerza económica real y transversal”, indicó.
Con propuestas innovadoras, un enfoque ambiental sólido y una mirada sensible hacia el oficio de la moda, Sin la Etiqueta se posiciona como un ejemplo del talento, la creatividad y el impacto que puede surgir cuando la reinvención le llega a las personas después de cumplir los 50 años.




