¿Cómo cierra el 2020 el sector agropecuario de Colombia?

Mientras la ganadería se mantiene fuerte, el sector avícola y porcino empiezan a mostrar señales de recuperación.

¿Cómo cierra el 2020 el sector agropecuario de Colombia?
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Mientras la ganadería se mantiene fuerte, el sector avícola y porcino empiezan a mostrar señales de recuperación.

Un análisis de Investigaciones Económicas de Bancolombia destaca el comportamiento del sector agropecuario colombiano en este 2020. Según el centro de estudios, el mercado global de carne de res se mantiene fuerte en medio de la pandemia, y Colombia viene aprovechando esta situación.

Los precios internacionales de la carne de res se han mantenido fuertes durante 2020, en contravía de lo que se hubiera podido pensar por el fenómeno de la pandemia. Un mercado de carne que ha estado deficitario por cuenta de la peste porcina africana (que disminuyó la oferta de cerdo en China) es una de las múltiples causas.

Con esto, Colombia ha venido aprovechando la recuperación de la certificación de país libre de aftosa para retomar el terreno que había perdido en materia de exportaciones

La industria porcina global inicia una senda de recuperación. La proteína más afectada en el mercado global este año ha sido la carne de cerdo, con una disminución en la producción por la peste porcina africana en China, y una menor demanda por el Covid-19. El impacto en el inventario porcícola en China por el primero de los fenómenos mencionados fue tal que la firma Rabobank espera que los inventarios se recuperen tan solo después de 2025.

Los mayores precios internacionales y la caída en importaciones le dan un respiro al sector porcicultor colombiano. El primer semestre fue bastante retador para los productores de nuestro país con el cierre de restaurantes y la menor dinámica en el comercio.

La disminución en la demanda generó un aumento temporal de inventarios tanto en pie como en cuartos fríos, con lo cual los precios tuvieron un retroceso importante, especialmente en abril y mayo. La situación llegó a ser más compleja para los jugadores del mercado que comercializan los animales en pie, dada la mayor complejidad que afrontan para el manejo de inventarios (animales vivos).

A partir del segundo semestre la historia ha cambiado; una reducción en el sacrificio durante abril y mayo, junto con profundización en el desplome de las importaciones de carne de cerdo, han ajustado la oferta a la baja, y han permitido una recuperación en los precios.

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Lo que se viene: mayores costos y menor competencia de carne importada. Los precios de materias primas vienen al alza, lo que empezará a observarse en los costos de producción de los porcicultores (para mayor detalle revisar la sección sobre avicultura). Esta situación llega en un momento crítico en el cual los precios del cerdo apenas se recuperan, con la amenaza adicional que significa cualquier medida restrictiva nueva que se imponga en el país por el aumento de casos de Covid-19.

La buena noticia vendría por el lado de las importaciones; aunque por efecto base es muy probable que no se observen caídas adicionales importantes en este frente

En avicultura, la dinámica del sector de restaurantes en el país mejora, pero estamos lejos de una recuperación total. Una mirada al informe preparado por la firma Raddar para la Cámara de Alimentos de la Andi permite observar que el consumo por fuera del hogar sigue golpeado y, aunque llevamos varios meses de finalización de la cuarentena, y que estamos lejos de la dinámica que traía el país antes de la pandemia. Por supuesto, parte de las ventas perdidas en este canal se han ido recuperando mediante el auge de los domicilios y la virtualidad, la reapertura de algunas industrias y comercios, además del consumo que ha migrado al hogar, pero para el caso, por ejemplo, de los asaderos es difícil pensar que se trata de una facturación que pueda ser compensada con otras ocasiones o formas de consumo.

La demanda de huevo de mesa usualmente se comporta de manera contra cíclica, pero este año, por el fuerte aumento en oferta, los precios han caído de manera importante. Este año la situación económica ha aumentado la demanda de huevo, pero al mismo tiempo la oferta ha crecido a un ritmo incluso mayor; aun cuando en 2019 el encasetamiento de pollitas creció 7,6%, la producción de huevo a agosto crece 14,6% (casi el doble).

La suma de estos fenómenos ha llevado a que en el primer semestre el precio del huevo haya estado por encima de las expectativas, pero que para el segundo haya caído más de lo que se hubiera esperado.

“En sumas y restas, creemos que 2020 terminará siendo un buen año para el negocio de huevo de mesa y que, en la medida en que mejore la economía el año entrante podría ajustarse la demanda, seguirá existiendo un impulso proveniente de la tasa de desempleo y un posible retorno de población venezolana”, dice el reporte de Bancolombia.

Después de un buen primer semestre la cadena láctea muestra algunos síntomas de desaceleración. Contrario a lo que sucedió con muchas otras industrias en el primer semestre, la manufactura de productos lácteos aceleró su crecimiento real en ventas en abril y mayo, en plena pandemia. Sin embargo, a partir del segundo semestre las cosas han empezado a cambiar con cifras que para julio y agosto muestran una variación (anual) del -3,1% y -10,9%, muy seguramente por efecto de la situación económica que vive el país en la actualidad.

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