Para la situación puntual de Néiser Villarreal, la Dimayor, ente rector del fútbol en Colombia, no tiene una norma explícita que prohíba a un jugador usar indumentaria de un club competidor, la regulación sobre el tema recae exclusivamente en las cláusulas de los contratos que cada club establece con sus deportistas.
Este suceso reaviva el debate sobre los límites de la conducta de los jugadores y las responsabilidades contractuales fuera del terreno de juego. El fútbol, más allá de la disciplina deportiva, es una industria que mueve millones en derechos de televisión, patrocinadores y venta de productos.
La camiseta de un equipo, además de ser es el principal activo de la marca, es un símbolo de identidad para sus seguidores y usar la de un equipo rival se puede interpretar como una falta de lealtad, lo que puede afectar la relación con los hinchas, patrocinadores y la imagen misma del club.
En el caso particular de Néiser Villarreal, el incidente se presentó en medio de una transmisión en vivo por TikTok: el jugador ‘embajador’, que actualmente se recupera de una lesión, apareció vistiendo la camiseta del América de Cali, uno de los rivales históricos de Millonarios.
Durante el ‘en vivo’, Villarreal hizo un comentario alusivo al partido que América de Cali disputaba en ese momento contra Deportivo Pereira, lo que aumentó aún más la polémica. Ante la avalancha de críticas de los aficionados, el jugador bloqueó a varios usuarios en la plataforma.
Contratos millonarios y cláusulas de “protección”
Los acuerdos comerciales entre clubes y marcas deportivas son multimillonarios. En el fútbol colombiano, el valor de las camisetas oficiales oscila entre los $235.000 y $404.950, dependiendo del equipo y la marca. En el caso de Millonarios, patrocinado por Adidas, y de América de Cali, con indumentaria Le Coq Sportif, las marcas invierten para asociar su imagen a la de un club y sus jugadores.
Cualquier acción de un futbolista que ponga en riesgo dicha asociación representa una amenaza financiera, por lo que los contratos de los futbolistas incluyen cláusulas que les obligan a proteger y promover la imagen de su club. El uso de la camiseta de un competidor directo del patrocinador oficial puede generar conflictos contractuales.
Un ejemplo a nivel internacional es el contrato de por vida entre Lionel Messi y la marca Adidas, firmado en 2017. Este acuerdo tiene un valor anual estimado en 20 millones de euros, sin contar bonificaciones por rendimiento. El acuerdo de Messi con Adidas evidencia la importancia de los contratos de exclusividad y la necesidad de proteger los intereses de las marcas patrocinadoras.
Para un club, la lealtad de sus jugadores hacia los patrocinadores es una parte de los ingresos. Es decir, el valor del patrocinio en la indumentaria de un equipo representa una fuente de ingresos crucial. Por ejemplo, en el caso de la liga colombiana, las marcas Adidas y Nike visten a los clubes más grandes y ofrecen camisetas que son de las más caras del mercado. Esta inversión se protege a través de contratos y cláusulas de conducta.
Otros casos en el fútbol mundial y consecuencias para los futbolistas
El incidente con Néiser Villarreal no es el primero en el fútbol. Existen precedentes en los que futbolistas han sido sancionados por usar la camiseta de un rival. A finales de 2024, el mediocampista Edwin Cardona, en ese momento en el América de Cali, fue multado por el club. La sanción se produjo después de que Cardona subiera a sus redes sociales una fotografía en la que se le veía usando la camiseta de Boca Juniors, equipo en el que también jugó.
Aunque no fue una camiseta de un rival directo en la liga local, el acto generó controversia y una multa económica, cuya cifra no se reveló públicamente. La directiva del club tomó la decisión para evitar un precedente y proteger la imagen del equipo.
Otro caso conocido fue el del delantero argentino Javier Saviola cuando jugaba para el Barcelona: Saviola fue fotografiado usando una camiseta del Real Madrid y, aunque su explicación fue que se trataba de un “intercambio con un amigo”, el acto provocó una reprimenda interna por parte del club catalán. La directiva del Barcelona consideró la acción como una falta grave, ya que dañaba la imagen del club y creaba un conflicto innecesario con los aficionados, dada la rivalidad entre ambos equipos.
De igual forma, el chileno Alexis Sánchez, mientras era jugador del Arsenal, subió una foto en redes sociales con la camiseta del Manchester United. Meses después, se oficializó su traspaso al equipo de los ‘Red Devils’. El gesto, aunque no tuvo una sanción pública confirmada, fue percibido como una provocación hacia los aficionados del Arsenal y generó críticas por parte de la prensa y exjugadores.
Estos casos ilustran que las cláusulas de conducta en los contratos no son una formalidad, sino una herramienta para proteger la marca y la inversión de los patrocinadores. Las acciones de los jugadores fuera del campo tienen un impacto en el valor de los contratos y en la relación con la afición.
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El fútbol es una industria en la que cada acción de un jugador puede tener una consecuencia económica y de imagen, y estas cláusulas son la manera de los clubes de gestionarlo. El caso de Néiser Villarreal pone en evidencia este aspecto, pero en esta ocasión en nuestra liga local.