El mundo de las artes marciales mixtas (MMA) fue sacudido por una noticia sin precedentes: la Ultimate Fighting Championship (UFC) llevará a cabo uno de sus eventos numerados más importantes en la Casa Blanca.
El anuncio, realizado por el CEO de la compañía, Dana White, en una entrevista, ha generado un debate sobre la confluencia entre el deporte, la política y la marca personal. El evento está programado para el 4 de julio de 2026, fecha que marca el 250 aniversario de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos. La promesa de White es una «cartelera insuperable» para una velada que será transmitida en directo por la cadena CBS.
El evento, que se planea celebrar en el jardín sur de la residencia presidencial, destaca la estrecha relación entre Dana White y el presidente Donald Trump. Este vínculo data de hace más de dos décadas, cuando Trump, siendo dueño de casinos en Atlantic City, fue uno de los pocos en ofrecer sus recintos para eventos de la UFC en una época en la que el deporte era considerado marginal y no era bienvenido en la mayoría de los espacios. Desde entonces, White ha sido un firme defensor de Trump, hablando en convenciones republicanas y respaldándolo públicamente.
La expansión de la UFC como marca
Este anuncio de un evento en la Casa Blanca no es casualidad, sino que se enmarca en un momento de expansión y fortalecimiento financiero para la UFC. Recientemente, su matriz, el TKO Group (que también integra a la WWE), firmó un acuerdo con Paramount por los derechos audiovisuales en exclusiva para Estados Unidos. Este contrato, con un valor de US$7.700 millones durante siete años, a partir de 2026, posiciona a la compañía en la élite mediática.
Bajo este acuerdo, la plataforma Paramount+ distribuirá de forma exclusiva 13 eventos numerados y 30 ‘Fight Nights’ cada año, con algunas de las peleas más destacadas transmitiéndose en simultáneo por CBS, como el evento planeado en la Casa Blanca.
Las cifras de TKO Group reflejan uno de los mejores momentos económicos de la compañía: en el primer semestre del año fiscal 2025, la compañía revirtió las pérdidas del año anterior, pasando de un balance negativo de US$188,3 millones a uno positivo de US$438,6 millones.
Este crecimiento se atribuye a un aumento en los ingresos, la eficiencia operativa y el éxito de sus eventos en vivo. El evento en la casa presidencial representa la cúspide de esta estrategia de alto perfil, aprovechando una fecha histórica para consolidar su presencia en la cultura estadounidense.
Un hecho sin precedentes en el deporte de Estados Unidos
La idea de un evento deportivo en la Casa Blanca es única. Si bien es habitual que los presidentes inviten a equipos campeones de la NBA, la NFL o la NHL, la celebración de una competición real es un precedente que busca un impacto especial. Un caso similar, aunque no exactamente igual, fue el de la exhibición de artes marciales chinas de Bruce Lee en 1971, cuando fue invitado a la Casa Blanca para una demostración ante el entonces presidente Richard Nixon.
En 2012, el presidente Barack Obama organizó una clínica de fútbol americano en el césped de la Casa Blanca, pero sin la magnitud de un evento televisado a nivel nacional.
Si bien la UFC ha realizado eventos en recintos espectaculares como el Madison Square Garden o el Etihad Arena de Abu Dabi, un octógono en la Casa Blanca sería un nuevo hito. La simbología de un evento de artes marciales mixtas, un deporte que en sus orígenes fue criticado y prohibido, siendo celebrado en el corazón del poder político de Estados Unidos, marca un cambio en la percepción y la legitimidad de las MMA.
La jugada de Dana White es, si duda, un movimiento estratégico que busca mezclar la identidad de la marca con la historia y el patriotismo, en una fecha de gran significado nacional para los estadounidenses.