El municipio de Ayapel, en el departamento de Córdoba, fue escenario de un acontecimiento que podría marcar un punto de inflexión en la historia de la aviación en Colombia. Se trata del regreso de los hidroaviones como alternativa de transporte, una iniciativa que busca abrir nuevas oportunidades de conectividad y desarrollo para distintas regiones del país.
La primera prueba piloto se llevó a cabo en la Ciénaga de Ayapel, bajo la coordinación de la empresa Searca, y tuvo como momento central el acuatizaje de la aeronave, presenciado por autoridades locales, comunidad y visitantes, en un ambiente de expectativa y curiosidad.
El Ministerio de Transporte, a través de la Aeronáutica Civil, destacó que este proyecto tiene como propósito fortalecer la integración de territorios apartados, ofrecer nuevas alternativas para el turismo y habilitar servicios estratégicos como las ambulancias aéreas. Estos últimos resultarían clave para atender emergencias en zonas de difícil acceso, donde la rapidez del transporte puede marcar la diferencia en situaciones críticas.
El potencial de los hidroaviones radica en su capacidad de operar en cuerpos de agua sin requerir pistas de aterrizaje, lo que representa una ventaja significativa en regiones carentes de infraestructura aeroportuaria. Además, consumen menos combustible que otras modalidades y generan un menor impacto ambiental en comparación con el transporte fluvial tradicional, lo que los convierte en una opción sostenible y adaptada a las necesidades actuales.
¿En qué época hubo hidroaviones en Colombia?
El retorno de estas aeronaves también remite a los orígenes de la aviación en Colombia. En la década de 1920, la Sociedad Colombo-Alemana de Transportes Aéreos (SCADTA) introdujo los hidroaviones como pioneros de la conectividad nacional. Sus primeras rutas utilizaron el río Magdalena como corredor estratégico para unir ciudades como Barranquilla y Cartagena, extendiéndose posteriormente hacia regiones del Amazonas. Durante varias décadas, estas aeronaves fueron fundamentales para el transporte de pasajeros y carga, hasta su retiro definitivo en la segunda mitad del siglo XX.
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Más de setenta años después, el plan piloto en Ayapel abre la posibilidad de revivir esta tradición, pero con un enfoque renovado. En este municipio cordobés, el proyecto se vislumbra como una oportunidad para fortalecer su oferta turística, especialmente en actividades de ecoturismo como el avistamiento de aves, que podría convertirse en un atractivo destacado dentro del Caribe colombiano.
La Aeronáutica Civil ha respaldado plenamente la iniciativa, reiterando su compromiso con la conectividad regional, la seguridad operacional y el fomento de un turismo sostenible. Asimismo, varias empresas han mostrado interés en replicar la experiencia, lo que anticipa la realización de nuevas pruebas en diferentes puntos del país en los próximos meses.