La Primera C, categoría aficionada en la que actualmente compiten más de 160 equipos bajo la organización de la División Aficionada del Fútbol Colombiano (Difútbol), se encuentra en una fase de transformación hacia un modelo profesional.
Según manifestó el presidente de Difútbol, Álvaro González Alzate, en una entrevista con Win Sports, la estructura con ascenso y descenso entre Segunda (B) y Tercera (C) divisiones podría activarse a partir de 2027.
El proyecto fue “prácticamente aprobado” por la asamblea de la Federación Colombiana de Fútbol. En 2026 se realizaría un campeonato nacional de Primera C y los dos primeros clasificados serían invitados a participar en la categoría B en 2027. Desde ese momento, se empezaría a reglamentar un sistema de ascenso y descenso entre ambas divisiones.
La ausencia de una tercera división profesional ha sido una de las principales falencias del fútbol colombiano. El país es uno de los pocos en Sudamérica que solo cuenta con dos categorías profesionales activas, pese a tener un alto potencial humano y deportivo para sostener una estructura más amplia. González Alzate ha señalado que tanto la dirigencia del fútbol como el Gobierno han demorado en impulsar un modelo competitivo más robusto.
El proyecto de la Primera C profesional avanza en firme
El modelo propuesto contempla que a partir de 2026 se organice un torneo nacional de la Primera C, como antesala profesional. Los equipos que terminen campeón y subcampeón serían invitados a competir con clubes de la Segunda División en 2027. Con base en los resultados de ese proceso, se implementaría oficialmente el ascenso y descenso entre las dos categorías.
Actualmente, la Primera C funciona como torneo aficionado y no cuenta con mecanismos oficiales de promoción al profesionalismo. Su transformación busca abrir oportunidades a nuevos talentos, fortalecer la base de jugadores y llevar el fútbol a regiones que hoy no tienen representación profesional.
A nivel internacional, países como Inglaterra cuentan con más de seis divisiones profesionales. En Sudamérica, ligas como las de Brasil y Argentina tienen tres o cuatro niveles, con ascensos reglamentados.
¿Cuál sería el Impacto económico y deportivo de la tercera división?
De acuerdo con estimaciones del sector, cada año se pierden entre 10.000 y 12.000 jugadores jóvenes, de entre 18 y 23 años, por falta de oportunidades profesionales tras salir de las divisiones menores. La creación de la Primera C profesional en el fútbol colombiano permitiría que una parte de ese talento tenga continuidad competitiva.
En la versión más reciente del torneo aficionado, los equipos inscritos pagaron alrededor de $5,5 millones para participar, además de asumir costos logísticos y operativos por cuenta propia. El valor promedio por partido para cubrir jueces y árbitros puede alcanzar los $840.000, lo que representa un esfuerzo económico considerable para clubes sin apoyo financiero.
La profesionalización del torneo no solo busca abrir un nuevo espacio deportivo, sino también atraer inversión privada y patrocinios locales. Con una estructura regulada y la posibilidad de ascenso, los equipos podrían generar ingresos por derechos de televisión, boletería y formación de jugadores, fortaleciendo el ecosistema del fútbol colombiano.
Históricamente, la Primera C tuvo momentos de gran participación. En los años noventa, más de 500 clubes formaban parte del campeonato nacional, y varios de ellos lograron ascender y consolidarse en categorías superiores.
Equipos como La Equidad, Boyacá Chicó y Expreso Rojo nacieron en este nivel y hoy hacen parte del registro histórico del profesionalismo colombiano.