Banco Mundial reconoce que América Latina y el Caribe crecerán menos de lo esperado

- Publicidad - Las economías de América Latina y el Caribe (ALC) están creciendo nuevamente luego de varios años difíciles, pero la frágil recuperación subraya la necesidad de redoblar los esfuerzos por desarrollar la capacidad de resiliencia y gestionar riesgos.  Así lo menciona el más reciente informe regional semestral “Sobre incertidumbre y cisnes negros. ¿Cómo […]

Las economías de América Latina y el Caribe (ALC) están creciendo nuevamente luego de varios años difíciles, pero la frágil recuperación subraya la necesidad de redoblar los esfuerzos por desarrollar la capacidad de resiliencia y gestionar riesgos. 

Así lo menciona el más reciente informe regional semestral “Sobre incertidumbre y cisnes negros. ¿Cómo lidiar con riesgo en América Latina y el Caribe?” de la Oficina del Economista Jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, que además revela que las perspectivas de crecimiento para 2018 no cumplen con las expectativas iniciales debido a los retos que enfrentan algunos países de la región, particularmente en Sudamérica.

“Hemos encontrado baches en el camino a la recuperación”, dijo Carlos Végh, Economista Jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe. Esto hace que sea aún más necesario mejorar la comprensión y la gestión de los riesgos y otros impactos, desde turbulencias financieras hasta desastres naturales.

Se espera que la región crezca 0,6 % en 2018 y 1,6 % en 2019 (excluyendo Venezuela, las cifras serían 1,6 % en 2018 y 2,1 % en 2019).

Se espera que Sudamérica se contraiga 0,1 % en 2018 y que crezca 1,2 % en 2019 (excluyendo Venezuela, esas cifras serían 1,2 % de crecimiento en 2018 y 1,9 % de crecimiento en 2019).

Para el caso de Colombia, la entidad mantuvo sus estimaciones de crecimiento en 2,7 % y 3,3 % para 2018 y 2019, respectivamente.

Banco Mundial reconoce que América Latina y el Caribe crecerán menos de lo esperado

Las razones principales detrás de este crecimiento más lento en Sudamérica se deben a las turbulencias del mercado que comenzaron en Argentina en abril, la desaceleración en la expansión de Brasil, el deterioro continuo de la situación en Venezuela y un entorno externo menos favorable.

En las próximas semanas el Banco Mundial y el presidente Iván Duque revelarán los resultados de un informe en el que se resume el impacto social y económico de la masiva migración desde Venezuela.

Se espera que Centroamérica crezca 2,8 % en 2018 y 3,2 % en 2019; el Caribe, 3,7 % en 2018 y 3,5 % en 2019 y México, 2,3 % en los dos años.

Los factores externos que siguen siendo relativamente beneficiosos para la región son el crecimiento robusto de Estados Unidos, un crecimiento más lento, pero aún fuerte de China, y una recuperación en los precios de las materias primas.

“De todas maneras, los desafíos persisten, como la normalización de la política económica en los Estados Unidos, con tasas de interés más elevadas y que han llevado a una caída drástica en los flujos netos de capital hacia la región, el fortalecimiento del dólar, la depreciación de la mayoría de las monedas emergentes y tensiones comerciales”, señaló el reporte.

Asimismo, América Latina y el Caribe está sumamente expuesta y es muy vulnerable a una serie de desastres naturales, como terremotos e inundaciones que pueden devastar regiones enteras, o los huracanes, que azotan particularmente a los estados caribeños.

“Teniendo en cuenta la incertidumbre existente en el panorama económico, es más importante que nunca construir resiliencia para afrontar el futuro con mayores garantías”, dijo Jorge Familiar, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.

Un ejemplo de ello son los bonos catastróficos para terremotos de la Alianza del Pacífico, que hubiera sido impensable utilizar no hace mucho. Además, la distribución de riesgos entre países a través de herramientas como el Mecanismo de Seguro contra Riesgos Catastróficos del Caribe (CCRIF), que puede proporcionar fondos de fácil acceso para la recuperación, luego de que un país miembro sufra un huracán. El Banco Mundial apoyó el desarrollo de ambos instrumentos.

Sin embargo, impactos imprevistos como la crisis financiera global de 2008 son imposibles de predecir y no pueden asegurarse. La recuperación tras un “cisne negro” como este depende de la asistencia posterior al hecho, aunque se pueden adoptar medidas antes de que ocurran. El fortalecimiento de las instituciones y los mercados puede ayudar a los países a recuperarse más rápido.

Para prepararse ante un futuro incierto, afirmó que es muy importante que la región entienda los diferentes tipos de riesgo y qué mecanismos de seguros están disponibles.

Consulte el informe completo aquí.

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