La población adulta en Colombia ya se acerca a ser el 10% de la población total. Para las próximas décadas, esta población podrá representar entre el 20% al 25% de los colombianos, evidenciando un rápido envejecimiento de la población y una reducción en las tasas de natalidad.
Es una realidad en el resto del mundo: nuestros adultos vivirán cada vez más. En la actualidad, en Japón un tercio de la población supera los sesenta años y las ventas de pañales para adultos sobrepasan, desde el año 2012, a la de pañales para niños. En el mundo, por primera vez en la historia de la humanidad hay más personas de sesenta años que de menos de cinco. Según la OMS en el año 2050 la población mundial mayor de sesenta años superará los 2.000 millones[1].
Esta misma realidad se evidencia en Colombia: el cambio de la pirámide poblacional, la cual refleja una mayor población adulta (que representa casi el 10% de la población actual) y una caída en el número de nacimientos y de población joven menor de 14 años, según cifras de los últimos censos del DANE. Lo anterior se suma a una mayor longevidad de la población, factor que empieza a generar dolores de cabeza a Gobiernos, especialmente por los modelos pensionales y de jubilación existentes. En este contexto poblacional, la actual coyuntura de COVID-19 y sus efectos han evidenciado la fragilidad de las finanzas personales, especialmente en adultos mayores: bajos flujos pensionales, sumado en un gran porcentaje a altos niveles de informalidad y la caída en el consumo, factores que han seguido deteriorando las finanzas de la población adulta y sus familiares.
Los nuevos ciclos de cuarentena a nivel global y local, la “nueva normalidad” y la continuación de nuevos cierres de comercios que resulta en la entrega de locales e inmuebles en arriendo-muchas veces fuente de caja y de ahorro de varias familias-, han seguido drenado las finanzas de las familias. En el penúltimo mes del año anterior se perdieron $1,7 billones por el desempleo y se frenó la caída gradual que venía desde abril de 2020. Mes a mes, los ingresos de los colombianos siguen viendo afectaciones por los efectos de la
crisis económica que causó la pandemia y, entre marzo y noviembre de 2020, según la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif), la pérdida acumulada llegó a $29,6 billones, monto que representa 2,5% del Producto Interno Bruto (PIB) de Colombia.
En este 2021, pasada la etapa de las vacunas, estaremos buscando reconstruir nuestra economía en las diferentes geografías. Este 10% de la población es entonces un importante motor y generador de gasto, especialmente en manutención, servicios, alimentos, movilidad e incluso viajes y turismo. De acuerdo con cifras de la Fundación Mapfre en España, el 40% del consumo mundial lo realizan hoy ya los mayores de 65 años (unos 7.000.000 millones de dólares) y ello les convierte en un elemento tractor de actividad económica en la forma de nuevos productos y servicios para cubrir sus necesidades y preferencias[2]. Del mismo modo que en los últimos años el motor de la economía han sido los jóvenes, en el futuro es posible que sean los “ancianos” los que generen riqueza a través del consumo, los viajes, el tiempo libre. Se calcula que para el año 2022, en Estados Unidos las ventas de productos para mayores crecerán un 4 por ciento[3].
Financiar el envejecimiento
Ángel Cominges, fundador y CEO de Óptima Mayores, destaca que “el hecho de que la población envejezca lleva aparejados retos y modificaciones que afectan a la administración pública y a la empresa privada. El gran reto es saber cómo se financia ese envejecimiento, sobre todo con un sistema público de pensiones de reparto en el que cada vez habrá menos activos y más jubilados. Desde las novedades en telefonía móvil y digitalización para este colectivo hasta temas asistenciales como ayuda en el hogar o residencias de mayores, todo eso necesita financiación”, explica3. Los datos no dejan lugar a dudas del potencial para el crecimiento que supone el concepto de ‘silver economy’. Para empezar, el 55% de los
consumidores senior vive en hogares en los que al menos dos personas aportan ingresos mensualmente.
Desde Óptima Mayores ven en todo este conjunto una clara oportunidad para conseguir liquidez a las personas mayores. “Van al gimnasio, comen fuera, compran, viajan… y todo eso necesita ser financiado de alguna forma”, explica Cominges.
En este sentido, recuerda que como la mayor parte del ahorro en España está ‘guardado’ en ladrillo, hay que buscar alternativas para hacer líquidas las viviendas. Y, dentro de este objetivo, desde Óptima Mayores llevan años impulsando la llamada hipoteca inversa.
Equity Release: La entrada de nuevas soluciones en Colombia
Y esto mismo es lo que viene aterrizando en Colombia. Desde el año pasado el Ministerio de Vivienda puso sobre la mesa este tipo de mecanismos existentes desde hace varias décadas en otras geografías, como una nueva alternativa para algunas familias de la población colombiana. Como ha sido estudiado y evidenciado, esto es una gran disrupción en cuanto al modelo de conversación familiar sobre el patrimonio.
La dinámica de esta crisis global ha empezado a generar nuevas conversaciones sobre este tema, encontrando que la monetización de los ladrillos en la edad adulta, es una herramienta válida y una solución que trae una tranquilidad a los adultos mayores y sus familias. Es así como cada día se observa un mayor interés de las familias en explorar mecanismos de monetización del inmueble a través de estructuras de Equity Release (que replican el modelo de Hipotecas Inversas), lo cual permite acceder a una liquidez temporal, sin necesidad de vender el inmueble ni tener que hacer pagos en vida.
Incluso, la conversación la están generando los hijos de los adultos mayores, quienes en muchas ocasiones están teniendo que sostener y pagar los gastos requeridos para que los adultos mayores mantengan una buena calidad de vida, cubriendo su manutención, seguros, hogar e incluso sus gastos diarios. Lo anterior evidencia que están dispuestos a explorar estas soluciones que pueden traer una nueva liquidez, mediante mecanismos novedosos. Y es este grupo de hijos de adultos mayores, quienes han evidenciado en esta crisis global situaciones de desempleo, consultorios sin pacientes, locales desocupados, caída en el consumo y la necesidad de cortar gastos, para poder mantener la caja para ellos y sus familiares adultos.
Ya se observa la llegada al país de participantes como Óptima Mayores Colombia[1], líder en España en cuanto a Hipotecas Inversas -con una trayectoria de más de 15 años-, ingresando al país como pionero a brindar asesoría y explorar soluciones para cada familia que requiere soluciones de liquidez, ajustando los modelos europeos a la realidad colombiana y conectando con soluciones que ofrezcan la monetización de los activos a los adultos mayores.
Este tipo de nuevos productos financieros permitirá empezar a generar nuevas dinámicas financieras que construyan liquidez y nuevas fuentes de caja para esta población adulta en crecimiento, que cada día se posiciona como uno de los motores de consumo de las próximas décadas y que más aún podrá convertirse en un motor de reactivación en la actual coyuntura económica que vivimos en Colombia.
Así mismo, estas estructuras podrán también canalizar recursos de inversionistas institucionales a tasas atractivas, permitiendo adicionalmente crear un círculo virtuoso en pro de la economía colombiana.
Por esto, creo que ha llegado a Colombia el turno de ese 10% de la población, como motor en la recuperación económica.
[1] Fuente: https://www.larepublica.co/economia/la-perdida-de-ingresos-laborales-entre-marzo-y-noviembre-de-2020-acumulo-296-billones-3112930
[2] Fuente: https://www.elespanol.com/invertia/economia/20201213/silver-economy-poder-canas-motor-crecimiento-economico/542945945_0.html
[3] Tomado del libro TOTEM, por Andy Stalman Edición 2020, Editorial Planeta
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