Las reservas de bitcoin en El Salvador vienen subiendo sustancialmente en los últimos meses, tanto que ya superan el préstamo que el país solicitó hace cuatro años al Fondo Monetario Internacional (FMI) y que se terminará de pagar en los próximos dos años.
Según estadísticas del rastreador que lleva el registro de las compras que hace el gobierno de Nayib Bukele, el tesoro en bitcoin del país centroamericano se valora entre los US$380 millones y US$400 millones.
El prestamos de abril de 2020 que fue aprobado de asistencia de emergencia para El Salvador por US$389 millones, como respuesta al coranavirus, se convirtió en el primer desembolso al país en tres décadas.
“En función de ello, se hizo un acuerdo de pago y ya para 2023 se habían reembolsado US$122 millones. Según indican las partidas del presupuesto del Ministerio de Hacienda, los pagos para este 2024 se establecieron en US$206,3 millones (incluyendo intereses); y para 2025 se pagarán US$115 millones”, explicó Criptonoticias.
Así las cosas, esos montos son menores que las tenencias en bitcoin que maneja el país, lo que ha hecho especular sobre la posibilidad de que Bukele recurra a la moneda digital para pagar esta deuda.
¿Qué tan viable es un acuerdo de bitcoin entre El Salvador y el FMI?
“La posibilidad de que el Gobierno recurra a bitcoin como alternativa de financiamiento, también se trae a colación considerando las dificultades surgidas para que Bukele acepte llegar a un acuerdo con el FMI”, indicó el medio especializado.
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No obstante, una de las peticiones del organismo es que bitcoin deje de ser moneda de curso legal, una solicitud que el Ejecutivo no estaría dispuesto a aceptar.
Así las cosas, la compañía Barclays manifestó que, de no darse un consenso sobre el programa, El Salvador deberá buscar alternativas y reembolsar más de US$300 millones en estos dos años.
“A pesar de que la lógica indica que hay que seguir adelante con un programa con el FMI, parece que El Salvador no lo está haciendo. Un programa del FMI seguirá siendo un posible salvavidas cuando el financiamiento finalmente se reduzca; por ahora, El Salvador tiene un mínimo de alternativas de financiamiento que son las que parece que prefiere”, reveló el documento.