Flujos de capital a América Latina se normalizan tras un 2025 impulsado por tasas reales altas

El IIF prevé que los flujos de capital en la región se desaceleren ligeramente debido a los ciclos políticos y los desafíos fiscales.

Compártelo en:

Los flujos de capital no residente hacia América Latina se fortalecieron más de lo esperado durante 2025, alcanzando aproximadamente el 5 % del Producto Interno Bruto (PIB), en comparación con el 3,7 % registrado en 2024, según el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF).

Este aumento se vio favorecido por la debilidad del dólar estadounidense, las elevadas tasas de interés reales en la región en medio de la desinflación y el posicionamiento constructivo de la región en el entorno global cambiante, según el más reciente boletín de flujos de capital.

Flujos de capital a América Latina se normalizan tras un 2025 impulsado por tasas reales altas

La composición de las entradas de capital en 2025 en América Latina estuvo dominada por flujos relacionados con deuda y préstamos transfronterizos, los cuales fueron atribuidos por el IIF a las altas tasas de interés reales y el fuerte apetito de los inversores por la deuda en moneda local.

Además, la región mantiene un balance cercano al equilibrio en sus cuentas externas, con Brasil apoyado por sólidas exportaciones agrícolas y energéticas. De hecho, el país mencionado recibió entradas considerables en 2025, respaldadas por la desinflación y un crecimiento del PIB más firme de lo anticipado (cercano al 2 %), a pesar de que las tasas de interés reales se mantuvieron en niveles récord.

De hecho, en Brasil, el déficit en cuenta corriente, que se amplió al 3,5 % del PIB debido a la persistente demanda interna, se cubrió cómodamente con Inversión Extranjera Directa (IED), deuda de cartera y flujos bancarios. No obstante, las cuentas fiscales representan la principal vulnerabilidad del país.

Por su parte, México sigue beneficiándose de su estrecha integración con Estados Unidos, aunque se espera que su crecimiento se desacelere al 0,3 % en 2025 y al 0,9 % en 2026. La IED en México, que se mantiene cerca del 2,5 %–3 % del PIB, es suficiente para cubrir déficits moderados en cuenta corriente.

Flujos de capital a América Latina se normalizan tras un 2025 impulsado por tasas reales altas

Si bien la IED debería mantenerse cerca de los niveles recientes, los flujos de capital en renta variable podrían tener un rendimiento inferior, dadas las perspectivas menos favorables de las materias primas y el ruido político continuo.

Mirando hacia 2026, aunque las condiciones externas seguirán siendo generalmente favorables, el IIF prevé que los flujos de capital se desaceleren ligeramente debido a los ciclos políticos domésticos, los desafíos fiscales y la incertidumbre geopolítica. La moderación en la reducción de los diferenciales de tasas podría presionar las monedas y la inflación.

Además, es probable que las salidas de capital de residentes se mantengan elevadas en 2026 a medida que se acerquen las elecciones en varias economías, ya que los inversores locales buscan protegerse contra la incertidumbre interna.

A pesar de estas presiones, las condiciones globales siguen siendo ampliamente constructivas para América Latina, con un dólar más débil que en el período inmediatamente posterior a la pandemia y un apetito de riesgo global firme.

Estabilidad económica global y proyecciones

El organismo destacó que un entorno externo favorable en 2025 permitió que el crecimiento económico regional se estabilizara cerca del 2 % y que se financiara un moderado aumento del déficit en cuenta corriente, el cual se situó en 2 % del PIB, aliviando la presión sobre las cuentas externas a pesar de la incertidumbre política.

Flujos de capital a América Latina se normalizan tras un 2025 impulsado por tasas reales altas

El ciclo económico global mantiene su estabilidad, con un crecimiento mundial que se proyecta cerca del 3,1 % en 2026, una cifra apenas inferior al promedio de 3,4 % observado entre 2023 y 2024.

El IIF señaló que esta estabilidad general se debe a una significativa rotación interna tanto en las economías avanzadas como en los mercados emergentes. Dentro del G3, el menor impulso de Estados Unidos se compensa con condiciones más firmes en la Eurozona y Japón.

En los mercados emergentes, un desempeño más modesto de China se equilibra con el crecimiento robusto en India, la resiliencia en Asia (excluyendo China) y el rendimiento constante en partes de América Latina. El crecimiento agregado de los emergentes se mantiene cercano al 4,2 % hasta 2026, en línea con el promedio visto después del Covid (excluyendo el fuerte repunte de 2021).