Fueron varias las medidas que se asumieron desde los bancos centrales de economías emergentes para atender parte de la crisis. Varios han sido los agentes económicos los que han destacado el papel de los encargados de establecer las políticas monetarias para garantizar, entre otros, la estabilidad del sistema financiero.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) entregó un nuevo informe sobre el impacto que tuvo en la economía de los emergentes la decisión de los bancos centrales de llevar a cabo la compra de activos.
El diagnóstico que entrega el FMI es que “después de casi seis meses de expansión cuantitativa, nuestro análisis indica que estas compras tuvieron, en general, un impacto positivo en los mercados financieros locales. Cabe resaltar que esto ocurrió aun teniendo en cuenta los recortes de las tasas de política monetaria, las compras adicionales de activos a gran escala por parte de la Reserva Federal (de Estados Unidos) y el fuerte repunte del apetito mundial por el riesgo”.
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Así mismo, explica el documento del organismo multilateral que esas compras de activos, particularmente para las economías emergentes, “ayudaron a reducir los rendimientos de los bonos públicos sin observarse depreciaciones conexas de monedas locales”, y adicionalmente fueron importantes para reducir gradualmente la tensión de los mercados locales.
Espera el FMI que, al ver los resultados, los bancos centrales de países que no se han animado a llevar a cabo este tipo de operaciones tomen la decisión toda vez que se recomienda “considerar una política monetaria no convencional”.
Hace la salvedad el organismo multilateral que “las autoridades monetarias deberían considerar tanto los beneficios como los potenciales costos significativos de la expansión cuantitativa. Si las compras de activos —sobre todo en gran escala y en forma indefinida— se utilizan regularmente en el futuro, pueden plantear varios riesgos: la credibilidad institucional y de los bancos centrales puede debilitarse”.
El otro gran reto que ve el FMI sigue siendo una intensificación en la salida de capitales, lo que podría desencadenar en inquietudes sobre el predominio fiscal entre los inversionistas. De ahí que sea necesario “sopesar estos riesgos antes de que los bancos centrales emprendan un cambio en sus políticas y su implementación”.
Finalmente, dice el FMI que, en la mayoría de los casos, los programas de compra de activos “deberían limitarse en el tiempo y en su escala y deberían estar vinculados a objetivos claros”.
Se pide en el documento que las compras de activos de parte de los bancos centrales se hagan en mercados secundarios, lo anterior teniendo en cuenta que las compras en el mercado primario (o por debajo de las tasas de mercado) podrían afectar el proceso de determinación del precio justo de los bonos.
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“Las compras en el mercado primario también pueden suscitar la preocupación de que los bancos centrales sacrificarán el objetivo fijado en su mandato de preservar la estabilidad de precios para financiar al gobierno (predominio fiscal)”, concluye el FMI.
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