Fórmula 1 ya estudia tener carros 100 % eléctricos y habrá millonaria inversión: ¿Serán igual de rápidos?

La competencia máxima del automovilismo mundial se encuentra en una encrucijada tecnológica y ambiental que define su futuro a corto y mediano plazo.

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La empieza a trazar una ruta ambiciosa hacia la sostenibilidad y por eso ya ha empezado a invertir miles de millones de dólares en el desarrollo de motores híbridos de última generación y en combustibles 100% sostenibles para ponerlos en marcha a partir de 2026. Esta estrategia no solo busca reducir drásticamente su huella de carbono, sino también mantener su velocidad y la emoción que brinda su espectáculo.

Si bien la F1 se reinventa, aún no está en sus planes pasar a ser 100% eléctrica: Desde la Federación Internacional de Automovilismo buscan que “El Gran Circo” sea la vitrina de la ingeniería automotriz más eficiente y ecológica del planeta.

Y si bien es cierto que desde 2014 la competencia ha estado a la vanguardia de la tecnología híbrida, integrando complejos sistemas de recuperación de energía en sus unidades de potencia, el verdadero salto hacia la sostenibilidad se dará con las regulaciones que empezarán a regir desde el próximo año.

¿Cuáles son las regulaciones que arrancan en 2026?

A partir de la próxima temporada los motores seguirán siendo de combustión interna, pero funcionarán exclusivamente con combustibles 100% sostenibles. Esto significa que el combustible no provendrá de fuentes fósiles, sino que será producido a partir de residuos no alimentarios, biomasa o incluso capturando carbono de la atmósfera para crear e-combustibles. Esta innovación reduciría en un 80% las emisiones netas de carbono de los vehículos de Fórmula 1, marcando un hito en el automovilismo de primera categoría.

La decisión de la F1 de no adoptar una propulsión totalmente eléctrica se debe a varios factores estratégicos y técnicos: En primer lugar, busca diferenciarse claramente de la Fórmula E, la categoría de monoplazas completamente eléctricos de la FIA, que fue creada para ser la plataforma de desarrollo de esta tecnología. Ambas competiciones coexisten, ofreciendo enfoques tecnológicos distintos al público y a la industria automotriz.

El fabricante alemán Audi ha anunciado a Revolut, la firma británica de tecnología financiera, como su nuevo auspiciante principal a partir de la temporada del próximo año.
El tope de presupuesto para el desarrollo de los motores híbridos de Fórmula 1 para la temporada 2026 se ha fijado en US$130 millones anuales. Imagen: Cuenta oficial X FIA @FIA

Mientras la Fórmula E se enfoca en la electrificación urbana y la eficiencia de la batería, la F1 se posiciona como el laboratorio para combustibles avanzados y sistemas híbridos de alta potencia, relevantes para el futuro de los vehículos de carretera que aún dependerán de la combustión interna.

¿Cuánto le cuesta la ‘sostenibilidad’ a la Fórmula 1?

Según cifras reveladas por la FIA, el tope de presupuesto para el desarrollo de los motores híbridos de Fórmula 1 para la temporada 2026 se ha fijado en US$130 millones anuales para cada fabricante.

Inicialmente, el límite de gasto para los años 2022-2025 era de US$95 millones, pero se decidió aumentar esta cifra para el nuevo ciclo de regulaciones, con el fin de permitir el desarrollo de las nuevas unidades de potencia y atraer a nuevos fabricantes como Audi y Ford. Se estima que la llegada de Cadillac (junto a GM y TWG) en 2026 implica una inversión de US$450 millones. Este tipo de cifras demuestra el alto costo que implica unirse a la categoría, incluso con un tope de gastos.

Además, este presupuesto se destina exclusivamente a la investigación y desarrollo del motor, no al chasis ni a las operaciones del equipo de carreras, que tienen su propio límite de costos.

 ¿Por qué una Fórmula 1 totalmente eléctrica resulta ser un desafío?

La principal razón por la que la Fórmula 1 no se convertirá en una categoría totalmente eléctrica en el futuro previsible es el peso de la batería. Para que un monoplaza eléctrico pueda igualar la potencia sostenida y la autonomía de un F1 de combustión durante una carrera completa de Gran Premio (aproximadamente 300 km), requeriría una batería de tamaño y peso descomunal, lo que comprometería fundamentalmente el rendimiento y la dinámica del carro.

Los automóviles de Fórmula 1 actuales, con sus unidades de potencia híbridas, tienen un peso mínimo de alrededor de 798 kg (sin combustible). En contraste, los monoplazas de Fórmula E Gen3, que son completamente eléctricos, pesan unos 840 kg, de los cuales 284 kg corresponden únicamente a la batería. Esto ya representa una diferencia de peso significativa para vehículos diseñados para circuitos urbanos más cortos y con una gestión energética diferente.

Un carro eléctrico que pudiera mantener la potencia y autonomía de un F1 actual para una carrera larga pesaría significativamente más de una tonelada. Este peso adicional afectaría drásticamente la agilidad del monoplaza, su velocidad en curva (donde la carga aerodinámica es crucial y el peso es un enemigo), el desgaste de los neumáticos y la capacidad de frenado. La tecnología actual de baterías aún no permite la densidad energética necesaria para entregar y sostener la potencia requerida en un carro F1 durante 300 kilómetros sin añadir un peso prohibitivo.

La Fórmula 1 es una categoría donde cada kilogramo cuenta, y un aumento tan drástico en el peso comprometería la esencia misma de la competición.

La apuesta de la Fórmula 1 por los combustibles sostenibles y la tecnología híbrida no es solo una declaración ambiental, también es una estrategia económica y tecnológica a gran escala.

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La máxima categoría del automovilismo se posiciona como un laboratorio de investigación y desarrollo para la industria automotriz global, impulsando innovaciones que eventualmente podrían llegar a los vehículos de calle. La inversión para las nuevas unidades de potencia de 2026 es masiva, atrayendo a nuevos fabricantes como Audi y fortaleciendo la relación con los existentes, como Ferrari y Mercedes, que ven en la Fórmula 1 una plataforma para validar sus tecnologías de sostenibilidad.