La industria textil y de la confección en Colombia enfrenta desafíos estructurales que han transformado su entorno competitivo. El avance del comercio digital internacional, liderado por plataformas como Shein, Temu y AliExpress, ha introducido dinámicas que, según el gremio, afectan la viabilidad económica de la producción nacional.
“Estamos compitiendo con actores globales que no tributan en el país, no generan empleo y no cumplen con los requisitos técnicos y legales que se exigen a las empresas colombianas”, señaló para Valora Analitik Guillermo Criado, presidente de la Cámara Colombiana de la Confección y Afines, gerente general comercial de TEKS y presidente del Consejo Iberoamericano de Moda Sostenible (CIMS).
Criado advierte que esta situación representa un reto estructural para más de 22.000 empresas del sector formal, muchas de las cuales enfrentan condiciones de mercado cada vez más asimétricas frente a la competencia internacional y la informalidad.
Comercio digital transfronterizo
Uno de los puntos más sensibles para el sector son las ventas por plataformas digitales que, en muchos casos, no cuentan con factura, no pagan IVA y evaden las normativas técnicas exigidas a los productores nacionales.
“Estas dinámicas no solo generan una pérdida de recaudo para el Estado, sino que desincentivan la formalidad y castigan a las empresas que sí cumplen con la ley”, agregó Criado.
En ese sentido, desde la Cámara se ha reiterado la necesidad de establecer un marco normativo que garantice condiciones de competencia equitativas, particularmente en el contexto del comercio digital transfronterizo.
Ruta de la Seda: una alerta desde el gremio
El sector textil también ha expresado preocupación por el avance de plataformas de cooperación como la Ruta de la Seda, impulsada por China, que, entre otros, busca fortalecer la conectividad, el comercio y el flujo de datos entre Asia y América Latina.
“Sin una posición clara del Estado colombiano frente a estos acuerdos, corremos el riesgo de profundizar la entrada de productos sin control arancelario, sin normas de origen y sin trazabilidad, en detrimento de nuestra industria local”, indicó Criado.
Desde la Cámara se ha insistido en que estos acuerdos deben evaluarse no solo desde su potencial tecnológico, sino también por sus implicaciones económicas, laborales y fiscales para sectores estratégicos como el textil y la confección.
Política industrial
El mensaje del gremio es claro: Colombia necesita avanzar hacia una política industrial moderna, que reconozca los desafíos del comercio digital, promueva la producción con valor agregado y garantice condiciones justas para todos los actores que participan del mercado.
“No se trata de proteccionismo, se trata de equidad. La industria colombiana tiene talento, tecnología y capacidad instalada. Pero necesita reglas claras, vigilancia efectiva y voluntad institucional para crecer”, concluyó Criado.
La industria textil y de confección representa el 10 % del PIB industrial y cerca del 1 % del PIB nacional. El sector concentra una alta proporción de empleo femenino, con alto potencial exportador, que hoy espera señales claras desde el Estado para seguir apostándole a la productividad formal y la innovación.