Hoy, la Oficina Nacional de Estadísticas británica (ONS) publicó su informe mensual, revelando que la tasa de inflación del IPC (CPI) se situó en 3,6 % interanual en junio, el nivel más alto desde enero de 2024, cuando alcanzó el 4,0 %,
Este aumento, desde el 3,4 % registrado en mayo, refleja presiones persistentes en los precios, especialmente en combustibles, alimentos y transporte. Según datos de la ONS, el precio de la gasolina y el gasóleo se redujo menos que el año anterior, lo que elevó el índice de transporte; además, los precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas subieron un 4,5 % anual, la tasa más elevada desde febrero de 2024.
Otros factores sobre el aumento de la inflación en el Reino Unido
Por su parte, los combustibles tuvieron un aumento significativo, las tarifas aéreas crecieron 7,9 % entre mayo y junio y los precios de ropa y calzado se tornaron positivos tras meses negativos. Todo ello suma a una inflación subyacente (“core CPI”) también al alza, en un 3,7 % anual.
El contexto económico no es alentador: el Reino Unido enfrenta una economía casi estacionaria, con el PIB mensual estimado en una contracción del 0,1 % en mayo, y un crecimiento acumulado apenas del 0,5 % en el trimestre.
Esta escalada salarial de precios presiona al Banco de Inglaterra (BoE). Aunque ha recortado las tasas cuatro veces desde agosto de 2024, los analistas creen que el nuevo repunte podría ralentizar más recortes y posiblemente posponer cualquier reducción adicional planeada para agosto. Por su parte, la autoridad monetaria mantiene su pronóstico de retorno al objetivo del 2 % a principios de 2027.
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Internamente, el impacto político y social se hace sentir: los hogares ven cómo continúa la crisis del costo de vida, ya evidenciada en el alza de consumo en alimentos, combustible y servicios públicos. El gobierno de Keir Starmer se ve presionado para presentar medidas correctivas, mientras las autoridades enfatizan en el control de la inflación como prioridad.
Asimismo, datos del FT muestran que la subida en precios de comida también está vinculada a condiciones meteorológicas adversas: una primavera excepcionalmente seca provocó mala cosecha y desapalancaró las cadenas de suministro.
En resumen, la inflación del 3,6 % en junio representa el nivel más elevado desde enero de 2024 y refleja tensiones generalizadas en transporte, alimentación, combustibles y vivienda. Este panorama tensa las expectativas de políticas monetarias, mantiene elevada la presión sobre los hogares y desafía a las autoridades en un contexto económico frágil.
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