Marchas convocadas por el Gobierno no logran masiva acogida y analistas ven señales de debilidad

Para los analistas, la poca afluencia en las marchas, es un mensaje de desgaste para el Ejecutivo.

Compártelo en:

El paro nacional convocado por el presidente Gustavo Petro y las centrales obreras no logró la afluencia esperada en el país, lo que ha sido interpretado por analistas como un mensaje de desgaste para el Ejecutivo.

Para Ricardo Ávila, analista político, las marchas reflejan una pérdida progresiva de capacidad de convocatoria. “El dominio de la calle que el Gobierno ha intentado mantener ya no es tan contundente. Además, el entusiasmo por la consulta popular se reduce a medida que la reforma laboral avanza en el Congreso y los ciudadanos perciben que es más una estrategia política que un verdadero debate sobre contenidos”, aseguró.

Por su parte, Manuel Camilo González, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana, considera que la jornada dejó una imagen de debilidad institucional. A su juicio, la baja participación no solo revela las limitaciones del Gobierno para movilizar, sino también el papel de autoridades locales que habrían desincentivado las marchas.

Sin embargo, advierte que estas manifestaciones son solo una fotografía del momento y que el respaldo ciudadano podría expresarse de otras formas, especialmente de cara a las elecciones legislativas y presidenciales.

González subraya que un momento clave para medir la verdadera fuerza del Gobierno será cuando el Pacto Histórico defina su candidato presidencial. “A partir de ahí se podrá evaluar si el Gobierno conserva capacidad de movilización y presión, incluso en caso de que se reactive el debate sobre una consulta popular o nuevas marchas relacionadas con la reforma laboral”, añadió.

Entre tanto, Mauricio Velásquez, doctor en ciencias políticas de la Universidad de los Andes, señala que, aunque una mayor asistencia habría sido favorable para el Gobierno, la reactivación del debate de la reforma en el Congreso le permite al Ejecutivo presentar una narrativa de victoria compartida. “Esto le da margen para desmarcarse de la baja convocatoria y, si la reforma fracasa nuevamente, justificar futuras movilizaciones con mayor respaldo”, explica.

Velásquez también advierte que, si bien el Gobierno podría capitalizar políticamente una eventual aprobación, también la oposición y el Congreso podrían reclamar protagonismo. Aun así, resalta que el legado laboral del expresidente Álvaro Uribe ha sido rechazado tanto en las calles como en el Congreso, lo que obliga a ese sector político a replantear su narrativa frente a los temas laborales.

Así las cosas, aunque la baja participación en las marchas convocadas por el Gobierno refleja una capacidad de movilización reducida, los analistas coinciden en que no se trata de un veredicto definitivo sobre el respaldo ciudadano al Ejecutivo.