La moda rápida, o fast fashion, ha revolucionado la industria textil, ofreciendo ropa asequible y en constante renovación. Sin embargo, su impacto ambiental es alarmante, puesto que la producción masiva de ropa fomenta el uso excesivo de recursos como el agua. Y es que, de acuerdo con cifras de la ONU, la industria textil es responsable del 20 % del desperdicio de agua a nivel global.
En este contexto, no solo las grandes fabricas tienen influencia en el problema, los armarios también. Detrás de cada prenda de una persona, hay un proceso de producción que consume grandes cantidades de agua; desde el proceso de la materia prima para la fabricación de fibras, hasta los procesos de tintura y acabado de los tejidos.
«Tan solo un par de jeans supone un consumo de aproximadamente 7.000 litros de agua, un par de zapatillas deportivas requiere aproximadamente 4.000 litros, y una simple camiseta puede necesitar 1.000 litros. Esto significa que cada vez que compras ropa nueva, indirectamente estás contribuyendo al gasto de miles de litros de agua», explicó Ana Jiménez, country mánager de GoTrendier.
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¿Cómo pueden las personas ahorrar agua desde sus clósets?
Lavar las prendas solo cuando sea necesario, acortar su ciclo de lavado y dándoles una segunda oportunidad por medio del reúso o de la compra y venta.
De acuerdo con cifras de GoTrendier, la aplicación de moda sostenible, en 2024, el reúso de prendas logró ahorrar 463.420,000 litros de agua, suficientes para abastecer a ciudades como Riohacha, Barranquilla, Manizales, Bucaramanga y Santa Marta.
“Imagínalo así: cada prenda que decides reutilizar es como cerrar el grifo cuando está goteando. Al tomar decisiones de forma más consciente sobre la ropa de tu clóset, estás evitando que miles de litros de agua se desperdicien en piezas nuevas que al final del día van a terminar siendo desechadas” mencionó Jiménez.