En el marco del Summit Protección 2025, realizado en Bogotá, el presidente de la compañía, Juan David Correa, conversó con Valora Analitik sobre los desafíos políticos que enfrenta Colombia de cara al próximo ciclo económico y el papel del ahorro.
El encuentro, que reunió a líderes empresariales, analistas y expertos en finanzas, giró en torno a una pregunta central: ¿hacia dónde va Colombia?
En esta conversación, el presidente de Protección analizó las tendencias globales que marcarán la economía colombiana, los riesgos y oportunidades para los inversionistas, y la necesidad de una gestión integral del patrimonio que combine sostenibilidad, largo plazo y propósito común.
¿Qué tanto ha cambiado la cultura del ahorro? ¿Hoy los hogares realmente están presupuestando ese dinero?
La conversación sobre el ahorro en Colombia siempre ha sido un reto enorme. Durante muchos años hemos trabajado, desde la educación financiera, en elevar la conciencia sobre su importancia: un ahorro disciplinado, constante y de largo plazo. Ese es un desafío permanente.
Sin embargo, hemos notado que con la discusión de la reforma pensional muchos colombianos han tomado mayor conciencia sobre su situación: cuántas semanas les faltan, cuánto han ahorrado, cuánto necesitarían para tener una pensión digna. Esa inquietud ha despertado también un mayor interés por el ahorro voluntario.
Porque, al final, la decisión de ahorrar no puede limitarse al aporte pensional tradicional. Hay que pensar en cómo complementar ese ahorro para enfrentar los desafíos demográficos y el aumento en la esperanza de vida, fenómenos globales que también nos afectan.
¿Qué tan sensibles son los ahorradores o empresarios frente al discurso político colombiano?
El discurso político es coyuntural; tiene subidas y bajadas. Pero nuestra mirada debe concentrarse en el largo plazo: cómo acompañamos decisiones sostenibles, cómo construimos propósitos comunes como país y cómo generamos una verdadera cruzada nacional por el ahorro.
El ahorro dinamiza la economía y el desarrollo. Hoy Colombia tiene una tasa de ahorro baja frente a otros países —alrededor del 15 % del PIB—, y ese es un desafío estructural. Debemos recuperar la inversión, fomentar el ahorro y tomar decisiones de política pública que fortalezcan esa cultura, con el apoyo activo del sector empresarial.
¿Esperan nuevos cambios o reducciones en las tasas de interés?
Las tasas han venido bajando de manera importante. Venimos de un periodo de inflación alta, pero el Banco de la República ha hecho un trabajo juicioso e independiente para controlarla.
Hoy todavía hay espacio para nuevas reducciones, aunque lo principal es consolidar la baja de la inflación. En los últimos meses ha mostrado una evolución positiva. Si miramos el panorama, las tasas han caído cerca de 500 puntos básicos recientemente.
El reto es mantener la inflación bajo control y crear las condiciones para que la economía crezca de manera sostenida, ojalá por encima de su potencial.
El tono general del Summit fue optimista. Pero, ¿cuáles son los riesgos que deben tener en cuenta quienes administran patrimonio?
Diría que hay dos aspectos clave. El primero, la dinámica económica global, que también ha traído oportunidades. En Protección, por ejemplo, hemos abonado este año cerca de $20 billones a las cuentas de nuestros 8,5 millones de clientes, gracias al buen desempeño de las inversiones.
Los activos en el mundo están rentando positivamente. Las bolsas globales han tenido un rendimiento promedio del 17 %, y los activos alternativos también muestran una evolución importante.
Ahora, en lo económico, el gran desafío sigue siendo el manejo fiscal. Colombia debe mantener el rigor que ha caracterizado su política económica y volver a una senda de responsabilidad fiscal. Esa estabilidad es la que permite aprovechar las oportunidades que hoy ofrece el país.
¿Hacia dónde se están orientando las inversiones de los colombianos?
El principio básico es la diversificación. Más que recomendar un activo específico, nuestro compromiso es invertir los recursos de los colombianos de manera diversificada, tanto local como internacionalmente.
Esa estrategia es la que ha permitido que los fondos de pensiones administren hoy más de $500 billones y hayan generado rentabilidades reales superiores al 7 % anual por encima de la inflación.
Vemos oportunidades tanto en mercados desarrollados como emergentes, en renta variable y fija. Lo importante es mantener una visión amplia y diversificada para agregar valor y cumplir las metas de largo plazo de los afiliados.
Uno de los grandes retos estructurales es la informalidad laboral. ¿Qué acciones cree necesarias para enfrentarla?
La informalidad está muy ligada a la necesidad de una reforma laboral que incentive la generación de empleo formal. Se requieren políticas claras que promuevan la contratación y reduzcan las barreras para las empresas.
Además, debemos apostar por una transformación educativa. El país necesita formar competencias distintas, acordes con los nuevos tiempos. Hoy hay jóvenes que cursan programas cortos en inteligencia artificial o tecnología y ya están prestando servicios a empresas globales.
Ese talento es una oportunidad enorme. Reducir la informalidad pasa por incentivar la creación de empleo formal y por preparar mejor a los jóvenes para esos nuevos mercados.
Justamente, ¿cómo atraer a los jóvenes al ahorro, si su prioridad suele ser el presente?
Con los jóvenes hay que trabajar en conciencia y en educación. El cambio demográfico y el aumento en la esperanza de vida hacen indispensable pensar desde temprano en el futuro. Hoy, en promedio, los colombianos viven 77 años; las mujeres, incluso más de 80.
Ahorrar desde joven hace toda la diferencia. En promedio, de cada $100 de pensión, entre $65 y $70 corresponden a rendimientos del ahorro acumulado. Pero eso solo se logra con disciplina y tiempo.
Por ejemplo, si una persona de 25 años ahorra voluntariamente un 10 % adicional de sus ingresos, puede mejorar su pensión futura hasta en un 40 %. Ese es el impacto del ahorro temprano.
Nuestro producto Más Protección, que promueve el ahorro voluntario a través de plataformas digitales, ha crecido notablemente. La gente está entendiendo la importancia de ahorrar para ese futuro más largo que todos tendremos.
Colombia aparece entre los países más difíciles para pensionarse. ¿Por qué ocurre esto?
La principal razón es la informalidad. En el régimen público se requieren 1.300 semanas para pensionarse, y en el privado, 1.150. Pero en promedio, los colombianos solo cotizan unas 500 semanas, lo que impide acceder a una pensión, que además suele ser del salario mínimo.
Esto evidencia dos retos: ampliar la cobertura y garantizar la sostenibilidad del sistema. Hoy la mayoría de los afiliados está en un régimen de reparto, donde los trabajadores activos financian las pensiones de los jubilados.
Pero ese bono demográfico se está agotando. La tasa de fertilidad bajó a 1,1 % y cada año nacen cerca de 800.000 personas menos. Habrá menos jóvenes sosteniendo el sistema. Por eso, los modelos pensionales deben ser sostenibles, equitativos y enfocados en el ahorro, con subsidios dirigidos solo a quienes realmente los necesitan.