En el marco del tercer Congreso de Reestructura y Turnaround, realizado este miércoles en Bogotá, expertos del sector se reunieron para analizar el panorama actual de insolvencia empresarial en Colombia, en el que se evidencian preocupaciones.
En el evento, la firma Álvarez & Marsal, especializada en rendimiento empresarial y gestión de recuperación, expuso cifras que detallan una tendencia sostenida al alza en los procesos de insolvencia en los últimos cinco años.
Por un lado, en procesos de liquidación judicial se reportó un crecimiento del 119 % desde 2020, con un alza de 18 % solo en el último año. Para este 2025 se proyecta que este rubra tenga apenas una leve disminución de 8 %, según los analistas.
En paralelo, los procesos de reestructuración también presentan una dinámica creciente, con un aumento del 30 % y una proyección de crecimiento adicional del 5 % para este año.
“Este panorama no solo refleja los desafíos que enfrentan las empresas colombianas, sino también la necesidad urgente de fortalecer los mecanismos de rescate empresarial y modernizar el marco institucional para adaptarse a una coyuntura económica cada vez más exigente”, dijo la compañía.
El entorno macroeconómico en Colombia
Las empresas en Colombia no son ajenas al entorno macroeconómico, tanto del país como de nivel internacional, por lo que aún se vislumbra un escenario retador en esa materia.
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Durante el congreso, Juan Carlos Echeverry, exministro de Hacienda, advirtió, precisamente, sobre este contexto global y su impacto en la realidad nacional. Señaló que el mundo ha incrementado su nivel de complejidad y que el denominado “Efecto Trump” ha afectado múltiples frentes.
Según Echeverry, la economía colombiana enfrenta transformaciones estructurales profundas que disminuyen las fuentes de recaudo, aumentan las presiones fiscales y se reduce el margen para estimular el consumo y la inversión. No obstante, destacó que las exportaciones y las remesas siguen aportando estabilidad al país.
A pesar de este contexto, Echeverry insistió en que Colombia aún tiene una oportunidad para redefinir su rumbo. Según el economista, el 2026 podría marcar el inicio de una verdadera transformación económica e institucional.
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