Tres claves para mejorar el aprendizaje del inglés en Colombia

Mejorar el inglés es una manera de obtener más ingresos como profesional, señala Pearson y The Dialogue en un estudio.

Inglés en Colombia
Mejorarel nivel de inglés en Colombia requiere el compromiso de muchos sectores. Foto: Archivo Valora Analitik.

Mejorar el inglés es una manera de obtener más ingresos como profesional, señala Pearson y The Dialogue en un estudio.

En un informe que adelantó Pearson y The Dialogue en 6 países de Latinoamérica, incluyendo a Colombia, sobre el impacto del dominio del idioma inglés y su incidencia en la empleabilidad de los jóvenes, se evidenciaron las fallas y falencias en esta materia y lo que implica para su aspiración al mundo laboral.

El dominio del inglés adquiere cada vez mayor importancia en el ámbito laboral y puede tener un efecto determinante en las oportunidades laborales y en el crecimiento profesional de los trabajadores de hoy en día. En las encuestas y los estudios realizados con empleadores de toda América Latina, se suele identificar al inglés como una de las habilidades más importantes y demandadas.

Lo que no se ha analizado demasiado es el aprendizaje del inglés en América Latina con el objetivo específico de preparar a los jóvenes para ingresar al mercado laboral. Si bien se aprecian avances en el aprendizaje, en general se notan vacíos en la que pueden ser corregidas de cara a la entrada a un puesto de trabajo.

Por tal motivo, Pearson entrega 3 recomendaciones para mejorar el nivel de inglés en Colombia y la región:

#1. Crear planes de estudio y objetivos para el dominio del inglés

Todos los países analizados en este informe incluyen la enseñanza del inglés en sus planes de estudio desde un grado inicial. Esto significa que, en teoría, los estudiantes deberían llegar al nivel de educación técnico-profesional con un cierto conocimiento del idioma.

subsidio educativo
Aprender inglés en Colombia. Foto: Archivo Valora.

Los documentos curriculares y los programas de estudio deberían enfocarse en fortalecer las habilidades generales (cuando sea necesario) y en brindar una instrucción más personalizada. Por ejemplo, los expertos en turismo y hotelería entrevistados en el estudio destacaron que, si bien es importante que todos los empleados tengan un mínimo conocimiento de inglés, no es necesaria una gran fluidez en todos los roles.

Para algunos estudiantes que ingresan a su formación técnico-profesional con un nivel A2 y tengan pensado asumir funciones sin contacto con clientes (por ejemplo, chefs o puestos gerenciales), debido a su fluidez básica, puede resultarles más productivo y eficaz, recibir clases de comunicación oral para mejorar sus conocimientos y ganar más comodidad en interacciones básicas en inglés, en lugar de intentar desarrollar sus habilidades generales para alcanzar un nivel B1 o B2.

#2. Desarrollar oportunidades de capacitación para que los docentes certifiquen sus conocimientos

Los resultados del estudio indican que la mayoría de los docentes de inglés no cuenta con formación especializada en un ámbito técnico y, a pesar de que algunos instructores técnicos pueden dictar clases en inglés, no hay manera de certificar formalmente sus habilidades; además, tampoco hay programas de formación docente inicial que puedan preparar a otros docentes de inglés para esos ámbitos técnicos.

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Desarrollar estos programas no solo aumentará la calidad y la pertinencia de la enseñanza del inglés, sino que creará oportunidades para incrementar la exposición de los estudiantes a ese idioma, dado que surge la posibilidad de que reciban cursos técnicos en inglés.

#3. Evaluar el manejo del inglés de los estudiantes

Debido a la gran demanda de inglés en el mercado laboral y al mayor enfoque en la enseñanza de ese idioma en planes nacionales de estudio, en planes de políticas lingüísticas y en programas de inglés, es interesante destacar que no se ha puesto el énfasis apropiado en la evaluación del dominio del idioma de los estudiantes con respecto a los objetivos de aprendizaje.

Como surge a partir de estudios anteriores, la evaluación de inglés en toda la región sigue siendo un punto débil en muchos países, y no se limita a programas de educación técnica y formación profesional. Sin embargo, la importancia de la evaluación en este nivel es única: tener sólidos resultados de manejo del inglés puede otorgar credibilidad a los programas de educación técnico-profesional y aumentar su prestigio.

Asimismo, los estudiantes con buen desempeño en estas evaluaciones pueden usar su calificación como si fuera una credencial importante a la hora de buscar trabajo. Lamentablemente, hay muy pocas evaluaciones a gran escala con respecto al dominio del inglés de los estudiantes en la formación técnico-profesional, y hay muchas menos evaluaciones adaptadas en función de áreas de contenido o especialidades en particular.

En aquellos países donde existen resultados comparables entre los programas de educación general y técnica, como Costa Rica y Colombia, hay indicios de que los estudiantes técnicos se están desempeñando tan bien como sus pares, e incluso mejor que ellos.

Estos resultados prometedores en el ámbito de la enseñanza del inglés general pueden aprovecharse, además, para evaluar y certificar el nivel de inglés para fines específicos que los estudiantes adquieren al capacitarse, ya sea en determinadas especializaciones o en todas las orientaciones técnicas.

 Existen también varios modelos de planes de estudio de inglés general para profesionales que podrían incorporarse en programas de educación técnico-profesional. Por ejemplo, Pearson, la compañía internacional de libros de texto y educación ha desarrollado la escala de competencia lingüística “Escala Global de Objetivos de Aprendizaje para Inglés Profesional”, que está alineada con el MCER y se enfoca específicamente en el uso del inglés en el lugar de trabajo.

Al evaluar la competencia de los estudiantes utilizando una escala de este tipo, las instituciones de educación técnico-profesional podrían identificar la competencia lingüística de acuerdo con el MCER y, a un nivel más granular, su capacidad para operar de manera efectiva en un entorno de trabajo de habla inglesa.

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