Luego que Avianca comunicara su acogimiento voluntario al Capítulo 11 del Código de Bancarrota en Estados Unidos en el Tribunal del Distrito Sur de Nueva York, debido a su complicada situación financiera, bastante incertidumbre se ha generado en el país sobre lo que será el futuro de la aerolínea colombiana que es, a su vez, la segunda más grande de Latinoamérica.
Esto por sus múltiples deudas con acreedores internacionales y colombianos, que se han complicado debido a las restricciones de viaje impuestas para frenar la expansión del Covid-19, lo que ha perjudicado ostensiblemente la caja de Avianca, llevándola a declararse en bancarrota.
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Entre los principales acreedores se encuentran Wilmington Savings Fund Society quien tiene garantías por US$484 millones debido a una alta tenencia de bonos con Avianca, UMB Bank con US$325 millones, Wells Fargo Bank con US$271 millones, ING Capital LLC con US$124 millones y Banco de Bogotá con US$107 millones, según consolidó un análisis de Davivienda Corredores.
Entre otros acreedores menores sin garantías específicas se encuentran Banco Agrícola (filial de Bancolombia en Centroamérica), Bancolombia y Terpel.
Davivienda Corredores analizó la coyuntura para la aerolínea y explicó que este se trata de un proceso temporal que, de acuerdo con la legislación de Estados Unidos permite a una empresa reorganizarse y completar una reestructuración financiera bajo la supervisión del sistema judicial del país, al tiempo que continúa sus operaciones bajo el liderazgo de su Junta Directiva y equipo directivo.
El proceso de reorganización de Avianca bajo el Capítulo 11, consta de tres fases que se llevarían a cabo en un periodo estimado de 12-18 meses.
La primera de ellas corresponde a la petición del Capítulo 11 al que ya se acogió, seguiría con un plan de negociación y plan de reorganización y, por último, la confirmación de este plan.
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“A 2019, Avianca acumulaba deudas por cerca de US$5.000 millones, total de activos por US$7.274 millones y un patrimonio neto de US$5,2 millones, por lo cual consideramos que una vez finalice la reorganización de la compañía, los accionistas actuales serían altamente afectados e incluso la posibilidad de que exista un capital remanente para los accionistas es prácticamente nulo. Adicionalmente, sus acreedores actuales, especialmente tenedores de bonos, podrían incurrir en alargamiento en las fechas de amortización de deuda, al igual que pérdidas financieras”, concluyó Davivienda Corredores.
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