IIF ve retos en reducción del déficit para economías emergentes

IIF explica que la transición debe darse sin mayores traumatismos, teniendo en cuenta que el gasto social debe seguir fortalecido.

INSTITUTE OF INTERNATIONAL FINANCE
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Fueron varias las decisiones que debieron tomar los países más afectados por la pandemia para atender al porcentaje de la población más vulnerable por la pérdida de puestos formales de trabajo y el cierre de varias actividades económicas: asumir más deuda para entregar transferencias directas, aumentando el déficit, fue una de las más efectivas.

IIF (Institute of International Finance), en un nuevo análisis sobre el impacto de esas soluciones, llama la atención sobre la complejidad que deberán asumir los emergentes por devolver esos déficits a proporciones de prepandemia.

Dice el análisis de la firma que, incluso con un crecimiento fuerte y una recuperación lo suficientemente holgada, estos países se verán en serias dificultades para mejorar el indicador hacia 2022.

Son varias las causas para que esto sea así, una de las más importantes es que, con o sin recuperación, se van a seguir necesitando transferencias directas y apoyos económicos para empresas y personas que se mantendrán afectadas por la pandemia en el mediano plazo.

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“El desafío podría ser más difícil en países donde los déficits son muy altos y el gasto aumenta generosamente. Argentina y Brasil destacan en este frente. Chile y Perú también necesitan un gran esfuerzo para reducir los aumentos del gasto, pero la deuda relativamente más baja les da cierto margen de maniobra”, explica IIF.

Añade el análisis que la capacidad de los mercados emergentes para recortar el gasto es fundamental para la reducción del déficit, “dados los grandes aumentos del gasto el año pasado”. En casos como el de Colombia, algunas ayudas a empresas irán hasta marzo de este año y los subsidios a la población vulnerable se ampliaron hasta junio.

Hay que tener presente que estos gastos eran necesarios. Calificadoras como Moody’s precisamente han dicho que en economías como la mexicana no se esperan rebotes de reactivación como los de sus pares en la región, precisamente porque no se asumieron gastos fiscales más amplios.

Por lo demás, IIF condiciona, como lo vienen haciendo tanques de pensamiento, organismos multilaterales y calificadoras, a que el margen de reducir el gasto fiscal dependerá de que se controle la velocidad de contagio del coronavirus y se cumplan los esquemas de vacunación.

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