¿Por qué el oro funciona como activo refugio?  

El oro apareció como una de las inversiones más atractivas ante los vaivenes del mercado internacional por la crisis del Covid-19.

Imagen de Steve Bidmead en Pixabay
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La crisis económica que sufrió el mundo durante el año pasado, y que se mantiene en 2021, llevó a los inversionistas a pensar en tener objetivos de inversión diversificados ante las volatilidades del mercado.  

En ese contexto, el oro apareció como una de las inversiones más atractivas ante los vaivenes del mercado internacional.  

Justamente por esa misma crisis, durante el año pasado el oro alcanzó el precio récord de los US$2.200 por onza en agosto de 2020, como respuesta a un mundo bursátil convulsionado por el golpe del Covid-19.  

Y, ¿qué hizo que ese material fuera objeto de preferencia de parte de los inversionistas?  

Para acercarse a responder esa pregunta habría que retroceder hasta el periodo comprendido entre 715 y 332, antes de Cristo.  

La cultura egipcia usó el oro para visibilizar otra suerte de estrato socioeconómico y las primeras recompensas por trabajos realizados, lo que además llevó a uno de los primeros cambios económicos más sustanciales de la humanidad: la superación del trueque.  

La razón: creían los egipcios que el oro era la piel de los dioses que veneraban. Y también se asemejaba al sol, al Dios Ra y el origen de la vida.  

Varios siglos después, fue el oro incluso excusa para que el Reino Español autorizara las expediciones colonizadoras en América Latina.  

Desde un principio el oro ha estado expuesto a la libre explotación mediante el uso de recursos naturales y, así mismo, a la libre comercialización.  

Misma lógica que se mantiene hoy: no hay gobiernos centrales, órganos multilaterales o bancos que regulen el precio del oro.  

“Lo anterior quiere decir que, si bien el oro hace parte de las lógicas propias del mercado, no está sujeto a, por ejemplo, un índice bursátil o la decisión de un Gobierno por regular la emisión de cierta cantidad de oro”, explica Alejandro Useche, presidente del Comité Académico del Autorregulador del Mercado de Valores.  

Razones para ser refugio 

El valor de activo refugio para ese material también tiene su explicación sociocultural: El oro es un metal de estatus que se usa para la elaboración de joyas. Y que, por su proceso de extracción, también tiene un valor extra que se trasmite al precio final del material.  

Pero hay otros dos puntos que hacen del oro un activo de alto valor de refugio: es un material no corrosivo; es decir: mantiene su calidad por periodos prolongados.  

“El otro punto que hace a ese material un activo refugio tiene que ver con que es fácilmente comercializable con monedas locales: dólar, euro, pesos”, añade Useche.  

De hecho, gobiernos y bancos centrales suelen tener fuertes reservas en oro, a manera de ahorro, para vender en tiempos complejos de crisis económicas. O también buscan aumentar sus reservas previendo temporadas complejas.  

“El último punto que podría tenerse en cuenta es que el oro es un bien finito, pero capaz de permanecer en circulación por décadas, distinto a lo que ocurre con el petróleo, por ejemplo, que se consume cada vez más rápido y es cada vez más complejo de reemplazar”, concluyó Useche.  

De momento, el oro pierde atractivo en 2021 gracias a que hay una suerte de estabilización de los mercados internacionales.  

Y también, títulos como los bonos del Tesoro de Estados Unidos ganan en atractivo ante mejores condiciones macroeconómicas ancladas a la tasa laboral e inflación de ese país.  

El precio del oro, durante marzo, se cotiza por debajo de los US$1.700, lejos de los cerca de US$2.200 que se reportaron en el tercer trimestre del año pasado. 

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