Las potencias comienzan una cruzada para evitar los paraísos fiscales. Como parte de esa batalla, la Unión Europea pedirá a las multinacionales la información sobre los beneficios tributarios y los impuestos que pagan en cada país en el que tienen operaciones.
La determinación del grupo se dio después de que el Parlamento Europeo y el Consejo Europeo llegarán a un acuerdo sobre esa medida, que exigirá mayor transparencia a las grandes organizaciones.
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La decisión de la Unión Europea tiene un contexto mundial que empieza a encaminarse: las potencias buscan implementar un impuesto global a las multinacionales, que trazaría un gravamen único para las grandes empresas.
La premisa fue introducida por Estados Unidos y persigue el objetivo de evitar que las compañías tributen en los países con impuestos más bajos, como Irlanda, Países Bajos y las Islas Cayman, entre otras naciones.
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Y la decisión del bloque de los veintisiete llega justo antes del encuentro del G7, que reúne las grandes potencias, en el que el grupo tiene en la agenda debatir este tema que ya ha conseguido el respaldo de sus estados miembros.
Desde Europa, los gobiernos quieren rastrear las fugas de impuestos, en un contexto en el que necesitan aumentar el recaudo de dinero para solventar la crisis económica que dejó la pandemia de la Covid-19.
A partir de ahora, las grandes corporaciones deberán entregar un informe en el que detallen la presencia que tienen en cada país. En este documento también tendrán que describir su actividad, número de empleados, volumen neto de negocios, beneficios o pérdidas de impuestos, tributos devengados y pagados al fisico y beneficios acumulados, según la lista de directrices que publicó el diario El País.
Este es solo el comienzo de la discusión que llegará en las próximas semanas en materia de impuestos internacionales, con la cumbre del G7. Alemania, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y otras potencias ya manifestaron su respaldo a la creación de un impuesto internacional a las grandes corporaciones.
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