Por: Juan Carlos Archila Cabal, presidente América Móvil Colombia
Colombia se encuentra en un momento crucial de su evolución tecnológica. La llegada del 5G representa una oportunidad que no podemos dejar pasar por alto. Este avance no solo nos promete una conectividad sin igual, sino que también respalda el compromiso del gobierno de llevar la conectividad de internet de banda ancha al menos al 85 % de los colombianos. La reciente Reglamentación de Obligaciones de Hacer (ODH), que detallamos en una entrega anterior de “conectar al desconectado”, da vida a la Ley de Modernización de las TIC y concentra los recursos en ampliar la cobertura y mejorar los servicios, lo cual resulta especialmente beneficioso para quienes aún están desconectados.
No podemos permitirnos quedarnos atrás en la carrera global para implementar 5G, 233 operadores en 87 mercados ya han lanzado servicios móviles basados en esta tecnología, según la Asociación Global de Operadores Móviles (GSMA, por sus siglas en inglés). Convertirnos en el último país en adoptar esta tecnología no solo afectaría nuestra competitividad, sino que también limitaría nuestras posibilidades de innovación y crecimiento económico.
El 5G es mucho más que una simple mejora en la velocidad de la red; es una herramienta que impulsará el crecimiento en una amplia variedad de sectores económicos de Colombia. Las pruebas realizadas con el acertado apoyo del Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MinTIC), así como la colaboración entre Claro y Ecopetrol, han demostrado su relevancia en aplicaciones industriales, como el monitoreo remoto y el control de acceso. Además, abrirá la puerta a nuevas aplicaciones en áreas como ciudades, agricultura y logística inteligentes, entre otros.
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Sin embargo, para que esta visión se convierta en realidad, en primer lugar, la subasta del espectro debe hacerse de manera simple, en una ronda, evitando los errores y confusiones que se experimentaron en la subasta de 2019. Además, para que 5G sea eficiente y rápido, es imperativo asignar bloques contiguos de 100 MHz en la banda de 3.500 MHz, siguiendo las recomendaciones técnicas de la GSMA. Por ejemplo, bloques de espectro de 80 MHz, obligaría a los operadores a invertir un 32% más para lograr la misma cobertura, al tiempo que reduciría la velocidad máxima en un 20 %, según estudios de nuestros proveedores de tecnología.
En segundo lugar, la subasta regional plantea riesgos de asimetría injustificada y un trato diferenciado entre operadores. Esto podría resultar en precios más bajos y menores ingresos para el Estado, lo que, a su vez, afectaría las finanzas públicas. De hecho, ahora que el gobierno ha anunciado la disponibilidad de un bloque de 38 MHz en la banda de 900 MHz, banda de frecuencia más apropiada para despliegues regionales, se presenta una oportunidad para hacer disponible el 100% del espectro de la banda de 3.500 MHz en la próxima subasta de diciembre.
Por último, en tercer lugar, pero no menor, debe notar el MinTIC, dados los topes de espectro en bandas bajas y medias, resultará en que en algunas instancias solo uno de los operadores podría pujar por esos bloques, en especial si se llegara a presentar la figura asociativa. Por eso, el Ministerio debe promover el cambio de los topes para evitar esta distorsión competitiva.
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En resumen, 5G representa una oportunidad inigualable para Colombia. Sin embargo, para aprovechar al máximo sus beneficios es fundamental que las condiciones de la subasta promuevan la inversión de todos los operadores. Debemos asegurarnos de asignar bloques contiguos de 100 MHz, simplificar el proceso de la subasta, aclarar las condiciones de la subasta regional y aumentar los topes de espectro. No debe desaprovechar el MinTIC la última oportunidad para revisar a fondo los detalles de las bases finales de la subasta a ser publicadas el próximo 17 de octubre. De esto depende que Colombia recupere su camino hacia el liderazgo tecnológico en la región y que realmente se cierre la brecha de cobertura.
