El 62 % de las mujeres rurales no acceden a servicios financieros en Latinoamérica: los retos que persisten

Un informe señala que las brechas no se limitan al acceso a crédito o ahorro, sino que responden a causas estructurales.

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La inclusión financiera de las mujeres rurales sigue siendo uno de los retos estructurales más profundos del país. Aunque la tecnología ha ampliado las oportunidades para acceder a productos y servicios financieros, millones de mujeres en el campo colombiano continúan fuera del sistema formal.

Un informe reciente de la Fundación WWB Colombia advierte que estas brechas no se limitan al acceso a crédito o ahorro, sino que responden a causas sociales, culturales y estructurales que frenan la autonomía económica femenina.

Según el DANE, el 44 % de las mujeres rurales en Colombia no tiene ingresos propios. En América Latina, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) calcula que solo el 38 % accede a servicios financieros formales. Y la FAO estima que, si tuvieran el mismo acceso que los hombres a recursos y asistencia, la productividad agrícola aumentaría hasta un 30 %.

El informe ‘Recomendaciones para lograr una mayor inclusión financiera de las mujeres en la ruralidad’, elaborado por la Fundación WWB Colombia a partir del testimonio de 258 mujeres en municipios como Palmira, Buenaventura, Tuluá, Buga, Sevilla y Florida, revela que los obstáculos no son solo económicos.

La sobrecarga de trabajo de cuidado, los bajos niveles educativos, los estereotipos de género y la desconfianza hacia las instituciones dificultan su relación con el sistema financiero. A ello se suman requisitos rígidos, falta de historial crediticio y escasa infraestructura bancaria en los territorios.

El estudio también muestra como factores como la pobreza extrema, la dispersión geográfica o la pertenencia étnica profundizan la desigualdad. La pobreza extrema reduce la probabilidad de acceso financiero en un 24 %, mientras que la condición afrocolombiana lo hace en un 11 %.

A esto se suma un déficit en educación financiera y digital. Tener un celular no garantiza poder usar una aplicación bancaria o una billetera digital. En muchos casos, las mujeres rurales poseen los dispositivos, pero carecen de habilidades para utilizarlos o de conectividad estable.

Acciones para impulsar la inclusión financiera

La inclusión financiera de las mujeres rurales requiere un trabajo articulado entre Estado, banca y comunidades. El informe plantea cinco líneas de acción prioritarias:

  1. Productos financieros con enfoque de género y territorialidad, adaptados a los ciclos productivos y formas de organización del campo.
  2. Educación financiera y digital, que permita pasar del acceso al uso efectivo de los servicios.
  3. Reconocimiento de las finanzas comunitarias —como fondos rotatorios o cadenas de ahorro—, integrándolas al sistema formal.
  4. Simplificación de procesos y criterios de riesgo, eliminando barreras documentales y operativas.
  5. Alianzas público-privadas con enfoque rural, que garanticen acompañamiento y sostenibilidad a largo plazo.

Para Soraya Husain, directora de Investigación de la Fundación WWB Colombia, “la inclusión financiera puede potenciar las capacidades de las mujeres, fortalecer sus emprendimientos y mejorar su calidad de vida. Es esencial que los servicios respondan a las realidades de sus territorios”.

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Cerrar las brechas de acceso financiero en el campo no es solo una cuestión de equidad: es una estrategia de desarrollo. Las mujeres rurales lideran buena parte de la producción alimentaria, el comercio local y las iniciativas de economía solidaria. Integrarlas plenamente al sistema financiero formal significaría un impulso directo a la productividad y a la reducción de la pobreza.